Si te preguntas por qué no queda tan bien como el de las revistas, tenemos la respuesta. Quizá estés cometiendo algunos de estos errores comunes con tu árbol de Navidad.
La Navidad 2022 ya ha llegado y en casa comenzamos a decorar todos los rincones habituales. Desde los detalles de la escalera a la corona de la puerta. Y, por supuesto, hay varios protagonistas en esta historia de la decoración navideña. Por un lado el Belén (o el poblado navideño o ambos) y por otro, el árbol de Navidad.
Muchas familias apuestan por árboles naturales (que requieren una serie de cuidados) y muchas otras optan por un árbol artificial. Son muchas las posibilidades dentro del mundo del árbol de Navidad, desde los que imitan a abetos de forma súper natural a los que tienen efecto nevado, los blancos, rosas, dorados, los de forma más espigada… Cuestión de gustos y que, por supuesto, influirá en el resultado final.
Si con toda tu mejor intención eliges tu árbol y lo decoras, pero al final nunca te gusta del todo como queda… ¿Qué estás haciendo mal? ¿Por qué no se parece a los árboles de las revistas o de las influencers que tanto te gustan? Repasamos algunos de los errores más comunes para que consigas, este año sí que sí, el árbol de Navidad de tus sueños.
¿Abres bien las ramas?

Hablamos, por supuesto, de árboles de Navidad artificiales que cada año podemos reutilizar. Normalmente, este tipo de árboles cuenta con ramas que permiten plegar el árbol a la hora de guardarlo para que ocupe menos espacio. Esto implica que, cada Navidad debemos desplegar esas ramas y abrirlas con detenimiento para que el árbol quede frondoso y el resultado sea más bonito.
Si olvidamos hacerlo, el árbol tendrá un aspecto un tanto destartalado y tendremos menos margen para conseguir colocar los adornos con un acabado favorecedor.
Dejar al descubierto el pie

Uno de los errores al adornar el árbol de Navidad más frecuentes es el de dejar a la vista el elemento menos estético: el pie. Ya sea metálico o de plástico, y aunque se trate de un modelo de buena calidad que imite bien el acabado de un árbol natural, dejar el pie a la vista hace que el conjunto pierda realismo y encanto. Asimismo, al dejar el pie del árbol descubierto conseguiremos que la decoración quede en un segundo plano, al llamar la atención sobre este elemento al primer vistazo.
¿Cómo podemos cubrir el pie? Las soluciones son muy variadas y dependerán del estilo de la decoración, así como de lo creativos que seamos. Aquí van algunas propuestas:
- Tela: podemos recurrir a una tela que combine bien con los colores y el estilo de los adornos del árbol. Pueden ser telas de tul, de ratán en rojo (para estilos clásicos), de organza de colores, de saco etc. Para sujetarla solo tenemos que rodear el piel del árbol con la tela hasta que quede completamente cubierto. Esta solución la podemos combinar con cualquiera de las siguientes.
- Cestos de mimbre o un material natural similar, que podemos rellenar con flores, ramas de pino o acebo, piñas y otros elementos similares.
- Paquetes de regalo decorativos: basta con que nos hagamos con unas cuantas cajas de cartón (podemos aprovechar las de zapatos) y las envolvamos con un papel de regalo con color o estampados navideños que combinen bien con el resto de la decoración.
- Ramas: pueden ser de abeto, de acebo, de pino con piñas incorporadas, etc.
- Maceteros: Si encontramos un macetero cuyas medidas sean apropiadas para encajar el pie del árbol, sería una solución estética y cómoda (más fácil a la hora de limpiar). Incluso podemos decorar una maceta ordinaria con una tela especial (como la de saco) y adornarlo con un lazo navideño.
- Cobertores: en algunas tiendas de hogar y decoración podemos encontrar una especia de faldas diseñadas específicamente para cubrir el pie del árbol de Navidad con diseños muy atractivos. Igualmente, se venden cestos con tamaños y alturas pensados para este fin concreto.
No esconder las luces
Son el primer elemento que debemos colocar al adornar el árbol. Si lo dejamos para el final, aparte de que la tarea resultará más farragosa por estar colocados el resto de adornos, el cable que une todas las luces quedará muy a la vista, aportando un efecto bastante antiestético.
Lo ideal es colocarlas rodeando el árbol, de abajo a arriba, de forma que vaya encajando en la parte interna, aunque repartidas por las ramas. De esta manera conseguiremos que queden bien integradas en las ramas y tendremos mayor libertad para colgar los adornos donde lo deseemos. Así, al encender las luces quedarán salpicadas estéticamente por todo el conjunto y el resultado será muy favorecedor.
Demasiados efectos de luces

Cuidado con las luces, porque a veces no conviene dejarse llevar por los efectos y el colorido. Y es que, aunque es cierto que algunos modelos de luces permiten diferentes modos, ritmos y colores, las más favorecedoras en una decoración suelen ser las estáticas y monotono. Los colores de luces más versátiles a la hora de decorar con gusto el árbol son el blanco y el amarillo.
Tampoco conviene recargar de luces la decoración, esto es, elegir una guirnalda de longitud exagerada para el tamaño de árbol que tenemos. Igualmente, aunque podemos recurrir a guirnaldas de luces con formas sencillas y elegantes como estrellas o copos de nieve para combinar con las clásicas luces led, solo debemos hacerlo si el efecto está proporcionado y no sobrecarga demasiado la decoración.
No planificar los adornos

Este es otro clásico de los errores con el árbol de Navidad. Ocurre cuando improvisamos al comprar unos pocos adornos que nos han enamorado en la tienda, sin tener en cuenta el estilo y los colores de los que ya tenemos. O simplemente por comprar adornos de diferentes sitios y estilos que luego no se combinan tan bien como esperábamos en el árbol.
Para evitarlo, lo mejor es ceñirse a una combinación cromática (uno o dos colores principales y un tercero como máximo para combinaciones concretas) y un estilo de decoración. Y, si deseamos añadir más adornos con posterioridad, deberemos tener en cuenta los colores y el estilo de nuestro árbol.
Adornos mal repartidos
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Algunos árboles se ven demasiado destartalados no porque carezcan de suficientes adornos, sino porque están mal distribuidos. Para acertar, debemos observar de vez en cuando con distancia nuestro árbol para comprobar que está equilibrado y que todo queda a la vista y bien repartido.
Del mismo modo, es interesante pensar en si quieres un árbol de Navidad minimalista o maximalista. A veces quedarnos en un intermedio en el que no se consiga el objetivo inicial. Yendo a por el más es más o a por el menos es más llegaremos a ese árbol de Navidad soñado.
Adornos anticuados

Aunque se trata de un adorno con mucha tradición en nuestro país, lo cierto es que el espumillón ha caído en desuso en favor de otras tendencias decorativas como las guirnaldas (metalizadas, de fieltro, los lazos, de bolitas, piñas, etc.). Así, al envolver el árbol de Navidad en tiras de espumillón brillante no haremos más que sobrecargar la decoración y ocultar los adornos que cuidadosamente hemos seleccionado y colocado.
El espumillón es un ejemplo, pero hay muchos otros elementos decorativos del árbol de Navidad que llevamos décadas utilizando que se han quedado obsoletos y han pasado de moda.
Foto principal: Westwing

