Lobo López, el estilo selvático fusionado con el patio sevillano

Nuestra blogger repasa la decoración de uno de los nuevos restaurantes de moda en el centro de Sevilla

La calle Rosario es de esas que, en pleno centro sevillano, te hacen sentir que estás en un barrio periférico o un pueblo, tranquilo y sin coches. Con la ventaja de salirse -de momento- de las rutas turísticas. Nada que ver con la calle Tetuán (en la que desemboca) repleta de vendedores callejeros de manta en el suelo y falsificaciones de zapatos, bolsos o lo que sea, y músicos ambulantes que dificultan aún más el paseo y la conversación. Yo incluso diría que es de las pocas calles del centro que quedan para los sevillanos, con comercios de ropa, calzado y sombreros en lugar de souvenirs. En el ensanche a mitad de calle, casi una placita, y junto a un precioso edificio de estilo regionalista, encontramos uno de los últimos bares inaugurados en Sevilla: Lobo López.

En la ubicación tiene mucho que ver Sarah, una italiana de pelo corto rojizo y ojos grandes afincada en España desde hace años, que ha sabido ver el potencial de ese emplazamiento, como un rinconcito de La Toscana. Asociada en esta aventura con dos hermanos sevillanos, Juan y Víctor Fortuna, propietarios del grupo La vida en Tapas, con los que lleva años trabajando, contagia su entusiasmo a todos los que le rodean.

Inaugurado el 5 de diciembre de 2016, el éxito conseguido por Lobo López cree Sarah que es por el «pasapalabra» -como dice ella- de los clientes del resto de bares del grupo: Chifa, La Terraza, Gigante, etc. Porque está claro que el que llega al número 15 de la calle Rosario es porque va allí expresamente.

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Mientras vamos paseando por el local de Lobo López, de 300 metros cuadrados, me cuenta en un perfecto español con acento andaluz que Juan es el artífice de la idea decorativa. Seguidor de las últimas tendencias en Madrid y otras capitales europeas, tenía muy claro con qué elementos quería contar en la rehabilitación de este local: madera, cobre, hierro, azulejería y muchas plantas. Y para ayudarle a plasmarlo de modo ordenado y coherente ha contado con el estudio de arquitectura CM4, unos arquitectos jóvenes con los que ha logrado una perfecta sincronización.

Nada más entrar se nos va la vista a un jardín vertical en la pared opuesta de la sala, en lo que parece una declaración de intenciones: vegetación por doquier. La zona inferior está rematada por un panel de listones de madera haciendo geometrías, idéntico al primer tramo del techo, y de él sale un banco volado fabricado en hierro, introduciendo así el elemento que predominará en el siguiente espacio. Los cojines están tapizados en una tela de estilo sesentero en distintos tonos de verde. Las mesas y sillas de maderas claras consiguen que el ambiente sea cálido. Solo vemos un toque de distracción en los cuatro sillones rojos de la primera mesa.

El segundo espacio está presidido por la barra, recubierta en el paño vertical de azulejos en verde esmeralda y en el paño horizontal de una fina plancha de hierro a modo de encimera, idéntica a la que conforma la librería abierta que separa esta sala de la anterior y que se prolonga en forma de cuarterones coloreados en el techo.

El patio, grande y con la cocina vista, se caracteriza por el suelo de cerámica en espiga, esmaltada en distintos tonos de verde.

Os cuento lo que me ha llamado la atención:

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Los techos de Lobo López se han cuidado tanto o más que cualquier otro elemento: maderas, espejo, mosaico de hierro y conglomerado pintado, esmaltes, etc.

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– La madera es el elemento conductor principal, que dota de calidez al local, compensando la frialdad del hierro.

lobolopez7– El uso controlado del hierro en planchas finas, para la barra, las estanterías y la enmarcación de puertas.

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– La cerámica esmaltada para el suelo y algunos paramentos, enlazando con la tradición artesanal sevillana.

lobolopez10– Las paredes de ladrillo descarnadas, en las que se ven antiguos arcos e incluso asoma alguna columna con capitel mudéjar.
– La estantería está decorada no solo con botellas, también vemos esculturas de monos (no miro, no oigo… soy discreto) y de loros esmaltados tan de moda.

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– Han dejado espacios importantes para obras artísticas contemporáneas, como el impresionante bajorelieve de un rostro femenino del artista callejero portugués Alexandre Farto “Vhils”, realizado con la técnica de picar el enfoscado preexistente; o el mural de azulejos pintado por el grafitero sevillano Kato con motivo selvático surrealista (me encanta el loro-leopardo).

lobolopez3– Las mesas de todos los tamaños: redondas, rectangulares, cuadradas y pequeñas… para adecuarlas mejor al número de comensales.
– Las lámparas, especialmente la del primer salón en forma de sol enorme, que se multiplica en los espejos del techo.

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– El color verde en toda su gama, que da uniformidad y equilibrio a esa amalgama de materiales y elementos diversos.

– Los baños, aún en proceso de decoración –me cuenta Sarah que no tienen un segundo libre para rematarlos- prometen bastante, pues son espaciosos y tienen espejos grandes. ¡Habrá que volver a verlos en un par de meses!

Las fotografías son de Javier Orive.

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