Ante el lanzamiento de su segunda colección sin temporada concreta, entrevistamos a Antonio García. La firma de moda sevillana integrada por los hermanos Antonio y Fernando García es uno de los emblemas de la elegancia en la costura para novias e invitadas. Juntos han decidido seguir su propio rumbo fuera del calendario que marca la moda, sus ritmos y exigencias.
Bulevar Sur entrevista a Antonio, que nos asegura que responde en nombre de su hermano Fernando también. El papel de Fernando en la marca. «La presencia intermitente de Fernando, porque hace sus proyectos de cine, es importantísima porque aporta su visión desde fuera de la marca ya que a veces cuando estoy tan metido día tras día puedo llegar a perderla. Él viene y refresca con esa visión y ese ojo tan especial que tiene, es algo que se agradece muchísimo tanto a la hora de crear colecciones como cuando está en el día a día y vive la costura a medida, las pruebas, etc», nos explica.
«Me dedico a la moda por pura vocación, tanto a mí como a mi hermano la moda nos encanta desde pequeños y lo hemos vivido siempre con muchísima pasión. Cuando empezaba, era un chico joven con muchísimas ganas e ilusión. Y a veces lo veo ahora incluso como con obsesión, para nosotros la moda con mayúsculas siempre ha sido importantísima y un leit motiv para seguir adelante a tope. El que nos dediquemos a ello y de una forma bastante cómoda es un privilegio absoluto. Hacer lo que te gusta hoy y vivir de ello dignamente hoy en día es un lujazo».
Una colección sin temporada
¿Cómo habéis llegado a la conclusión de que el sector de la moda y su funcionamiento no es el que os interesa como firma?
«Esto resulta de la realidad que nosotros vivimos. No somos una firma que viva y dependa del prêt-à-porter, hacemos costura a medida, algunos lo llaman alta costura. No necesitamos ese ritmo de hacer dos colecciones al año, si hiciéramos ese tipo de moda igual tendríamos que subirnos a ese carro de calendarios oficiales. Nuestro prêt-à-porter es una necesidad de dos diseñadores de comunicar algo, soltar, hacer cosas nuevas. Esa coleccción nos sirve también como herramienta de comunicación, promoción, publicidad y como alimento de propuestas para las necesidades creativas de cara al diseño a medida. Cuando vienen las clientas les enseñamos la colección, ven detalles que le interesan y sacamos de ahí para la costura a medida».
Whitout Season II es la segunda colección sin temporada que presentáis, ¿qué respuesta ha tenido la clientela, el sector, los compañeros ante este movimiento?
«A nuestra clientela no le ha afectado y del sector no tenemos conocimiento. Algunos compañeros nos han hecho comentarios al respecto diciendo que si nuestra realidad era esta, es coherente no subirnos al carro de las dos temporadas como normalmente se hace. Me resultó llamativo que en este periodo un diseñador como Armani, hizo una colección titulada también de forma similar y referente a este concepto. Me gustó que uno de los grandes participara de esa idea».
¿En qué os habéis inspirado para renovaros una colección más, pero manteniendo un estilo reconocible y atemporal?
«Para las colecciones, más que seguir como otros diseñadores una inspiración concreta de un viaje, un libro, un cuadro… nosotros nos ponemos a trabajar directamente con ideas técnicas y factibles de llevar a cabo. Jugamos con tejidos, vemos colores y durante el trabajo se nos ocurren recursos o ideas que vamos sacando y de unas a otras. No seguimos un concepto en cuanto a inspiración muy claro, pero es verdad que siempre está ahí ese punto retro que alude a los grandes diseñadores o referentes de la moda del siglo XX como Dior, Saint Laurent, Gianfranco Ferré… Ese gusto por la calidad de las prendas, buenos tejidos y costura y el concepto de elegancia sencilla y extraordinaria. Eso siempre está ahí, pero evidentemente tenemos que evolucionar dentro de esos parámetros y es lo que hacemos Fernando y yo. Aunque sigamos estos conceptos siempre presentes es innegable que día a día nos inspira lo que vivimos y también nos inspira mucho el mundo de la moda en sí mismo, su mecánica, desde desfiles a editoriales, modelos, etc. Todo eso, pero también la música, el cine, la historia y la vida en general. Cuando hacemos una colección lo que estamos viviendo en ese momento nos está alimentando e inspirando para esa búsqueda de recursos y herramientas».
¿A qué retos os enfrentáis como una pequeña empresa que confecciona moda artesana al más alto nivel?
«Es cierto que hay historias que tenemos que salvar con tenacidad, imaginación y ganas de seguir adelante. Un factor importantísimo hoy en día es la competencia tan feroz que hay en Sevilla concretamente. Hay muchísima gente haciendo costura a medida. Obviamente hay niveles de calidad y excelencia y nosotros, gracias a la experiencia y bagaje, estamos en un punto muy bueno, algo que no se puede decir fácilmente. Otro reto es que al hacer un trabajo artesanal necesitamos de esas manos, buenas modistas y profesionales y desgraciadamente hay muy pocos. Todos los que nos dedicamos al sector lo comentamos, cada vez más es más difícil encontrar mano de obra cualificada. También pienso que otro reto puede ser el trabajar de una forma artesanal, pausada, nuestro trabajo es calificable como slow fashion, y convivir frente a todo lo contrario. Es difícil, pero a la vez hace que tengamos ese valor añadido frente al consumo rápido y despiadado. Debe existir todo lo contrario y nosotros lo somos. No solo por la dinámica de cómo lo hacemos, también por el concepto de las prendas de calidad, bien confeccionadas y con una carga de diseño importante».
¿Es compatible vuestra forma de trabajar y entender la moda en un mundo cada vez más rápido, low cost y en el que las que influyen cambian su look cada 10 minutos?
Nosotros trabajamos ese slow fashion y defendemos esa cultura de consumir de forma inteligente que se traduce en menos prendas de mala calidad y baratas e invertir en otras que durarán en el tiempo. Llevo mas de 25 años practicando esto. Es posible la convivencia porque siempre que hay un movimiento social, cultural, económico y una tendencia, como esta que también atañe a la moda, existe también todo lo contrario. En este caso, una minoría que va por otros derroteros. Es perfectamente factible y así sucede, a la vez conviven la vorágine compulsiva de consumo y lo contrario. Entiendo y asumo que las influencers son un fenómeno actual que está ahí, pero nosotros defendemos otro tipo de valor y forma de enseñar moda y proyectarla».
Diseño para novias
Dentro del sector nupcial, ¿cómo han cambiado las novias desde que empezaste a trabajar hasta hoy?
«Las novias han cambiado muchísimo, pero sobre todo desde hace 10 años. Llevo haciendo novias desde que empecé a estudiar diseño, hace más de 30 años. El cambio más radical se ha producido por las redes sociales que para las novias es como un catálogo que miran antes de ir a ver a un diseñador. Lo que ocurre es que Instagram quema todo muy rápido y hace que el ritmo sea rapidísimo, crea microtendencias que se saturan y consumen rápidamente y es una locura. Por una lado, las redes sociales son un mecanismo de publicidad fantástico, pero con las novias es contraproducente. Ellas piensan que si algo no está en Instagram, no existe, pero si vienen a un diseñador deben permitirse el lujo de valorar ideas que no hayan visto en Instagram. Hay algo muy especial en que un diseñador se imagine y diseñe solo para ti. También han cambiado las novias que antes venían más tranquilas, hoy las vemos con un afán de mejorar lo anterior y hacer algo que no se haya visto, quieren ser absolutamente extraordinarias. Antes querían destacar, pero de una forma más tranquila. Como algo positivo, también las redes ofrecen más conocimiento y eso hace que las chicas que vienen ya nos conozcan y lo hagan porque les gusta nuestro mundo creativo y así es más fácil realizarles una propuesta. Eso se nota a la hora de trabajar. También han cambiado las novias de hoy porque vienen a vivir una experiencia de lujo, algo que celebro y las animo a que disfruten. Tener a un diseñador que hace una propuesta y te acompaña en todas las pruebas, te asesora, etc es un lujazo y ellas lo viven así, como una experiencia muy especial».
¿Y las invitadas?
«Aquí si ha habido un cambio bastante notable. Ahora la mayoría de las invitadas, que son muy cercanas a los contrayentes (hermanas de los novios, primas o amigas súper cercanas) sí se permiten el lujo de llevar un diseño personalizado o hecho a medida, consecuentemente los costes son altos. El resto de invitadas recurren a opciones low cost y entendemos que si una mujer tiene 10 bodas en un año no puede hacerse 10 trajes a medida porque es irreal. Entendemos por tanto que hayan surgido estas colecciones de invitadas de marcas con precios asequibles y que hacen que las invitadas puedan respirar en ese sentido».
¿Qué prendas compondrían el fondo de armario de una mujer actual y elegante?
«Una buena camisa blanca de popelín de algodón de corte masculino, un pantalón tejano de corte recto no excesivamente pitillo ni ancho, un blazer azul marino, una chaqueta esmoquin negra, un jersey de cuello alto negro, un Little black dress (vestido negro corto y sencillo), un buen abrigo tipo bata cruzado de color camel tipo Max Mara, una gabardina tipo Burberry no puede faltar. Para mí como diseñador la lista puede ser interminable pero esas prendas son indispensables».
¿Qué tipo de emociones te aporta tu trabajo para seguir ilusionado tantos años después? ¿Cómo era el Antonio de sus primeros pasos y cómo es el profesional de la moda que es hoy?
«Intento hasta no emocionarme porque lo hago cuando hablo de estas cosas. Me gusta que creas que sigo ilusionado porque es cierto. Llevo trabajando en moda más de 30 años porque tuve la suerte de tener un taller de costura en casa que llevaba mi madre. Por las tardes estaba en el taller y ella con todo el amor del mundo continuaba enseñándome desde los 18-19 años mientras estudiaba Diseño. Desde entonces mi historia ha sido una historia muy real, empezando desde ese taller en La Algaba con las clientas de mi madre que comenzaron a confiar en mí y hacíamos ropa a medida… Trabajaba de forma muy modesta y muy humilde y pasito a pasito y sacrificando muchísimas horas. A veces miro a mi alrededor y veo la situación en la que estoy, con un taller propio y un equipo estupendo y me permito decirme que qué bien haber llegado hasta aquí desde aquel sitio tan modesto.
El Antonio actual creo que tiene la misma pasión que el que comenzó, incluso con la perspectiva y la experiencia de los años de trabajo que no me han quitado la ilusión. Puede haber cierto desgaste por los años, pero no es desánimo. Miras el panorama de hacia dónde va todo esto, pero al final uso la frase de mi amigo Pedro González que dice que dedicarse a la moda era un viaje continuo de búsqueda de la belleza. Se me quedó grabado y lo suscribo, la hago móa porque realmente dedicarte a la moda es hacer eso continuamente y buscarla, encontrarla y disfrutarla. Es muy bonito a pesar de lo que supone llevar una pequeña empresa, esos son los temas menos agradables al menos para mí… pero compensa. Ahora, a pesar de los años y de tanto trabajo, me sigo ilusionando con la profesión. Me siento muy pleno gracias a mi trabajo y orgulloso de forma muy humilde, la del chico que empezó y que sigo teniendo. Sigo con ganas de aprender, de hacer cosas nuevas y seguir en este mundo que me encanta».
¿Necesitamos nuevos retos y perspectivas laborales dentro de nuestro sector para evolucionar?
«Creo que sí, claramente. Si te acomodas en el ritmo diario de trabajo evidentemente llega ese momento el que te aburguesas y necesitamos evolucionar en nuestra profesión. Como diseñador de moda y en cualquier ámbito en el que estés. En ese sentido, nosotros estamos muy afianzados con el tema de la costura a medida y últimamente estamos viendo que el tema nupcial y el de la novia sí que tiene otras formas de trabajar que podemos desarrollar. Eso se traduce en pequeñas colecciones de novias para tener recursos y más facilidades a la hora de proponerles ideas. De momento, es nuestra perspectiva más inmediata».