Quizá también seas una de esas personas que se ha enganchado sin remedio a la serie The Crown (Netflix). Esta ficción que ha estrenado recientemente su tercera temporada ha acercado de forma elegante e inteligente la historia de la Reina Isabel II de Reino Unido, y de toda su familia. Si bien todo lo que podemos ver en las tramas de las series se basa en la realidad de lo sucedido, son muchos los fans de la serie que están redescubriendo la historia británica y a su realeza.
Las amantes de la moda seguro que están disfrutando de cada look de esta serie que ha cuidado hasta el extremo el vestuario histórico. Durante la primera temporada la encargada del vestuario fue Michele Clapton (conocida por su trabajo previo en Juego de Tronos), en la segunda fue Jane Petrie y la de la tercera entrega ha sido Amy Roberts. La última ha tenido el reto de vestir al nuevo elenco de la serie, por todos han pasado los años y se ha producido un importante cambio de actores.
Como ya se sabe, los miembros de la realeza eran los influencers del siglo XX, y siguen siéndolo en el s.XXI. Y si no que le pregunten a la Reina Letizia o la Duquesa de Cambridge, Kate Middleton, que cada vez que lucen algo se acaba agotando de forma inmediata gracias a las seguidoras de su estilo. En The Crown si hay una influencer de estilo, referente de moda de su tiempo, es evidente que se trata de la Princesa Margarita, hermana pequeña de la Reina Isabel II que falleció en 2002.
Si bien no es ningún descubrimiento para las mujeres de mayor edad (Margarita era habitual de la prensa del corazón de la época), para las millennial sí que ha supuesto toda una revelación por la personalidad única que tenía, por ser toda una adelantada a su tiempo y evidentemente por su forma de lucir las tendencias del momento con estilo propio.
A lo largo de las tres temporadas de la serie, si te gusta la moda, te fijarás en Margarita más que en Isabel. La Reina se rige por un estilo más moderado y discreto dentro de su personalidad. Su hermana, en cambio, arriesgaba mucho más y se dejaba llevar con clase por las tendencias del momento.
«Con Margarita todo tenía un mejor corte, los abrigos más largos, a todo le dábamos más vueltas… Disfruté mucho jugando a enfrentar las hermanas», aseguraba Michele Clapton. La encargada de vestir a Margarita en la segunda temporada recuerda que el personaje era muy fashion con sus vestidos de cocktail, pero «está cada vez más aburrida en palacio y necesita la emoción que Tony va a traerle», recuerda Jane Petrie. Buscaron tejidos y trajes que conectaran a Margarita con el mundo del arte más allá del de la aristocracia, buscaron ropa más de los sesenta y colores que la movieran hacia un look más urbano y bohemio.
«Margarita es como la Liz Taylor de la familia, una estrella del pop americana, y fuimos a por ello», explica la diseñadora del vestuario de la tercera temporada, Amy Roberts. Ella ha trabajado ya con Helena Bonham-Carter, que interpreta a Margarita en una edad madura. Para la diseñadora, mientras que la «Reina Isabel elige un vestuario seguro, Margarita tiene ese glamour de Hollywood más libre y salvaje».
Algunos looks son réplicas exactas de lo que llevó realmente la Princesa Margarita, sobre todo los de eventos o actos especiales, pero en la esfera privada se han permitido licencias creativas interesantes. Es momento de ver la serie para descubrirlo… En la tercera temporada, el vestuario de Margarita apuesta por colores más oscuros, tonos desgarrados como ella y estampados más de la época. «Ella busca la manera de expresar su individualismo constantemente», ha llegado a explicar la propia Helena Bonham-Carter sobre su personaje.
El vestido de novia de la Princesa Margarita
En la segunda temporada de la serie vemos su boda, uno de los momentos más importantes de la vida de la Princesa Margarita, interpretada por Vanessa Kirby. La Princesa Margarita se casó el 6 de mayo de 1960 en la Abadía de Westminster con el fotógrafo Tony Armstrong Jones, después de renunciar al amor de su vida, Peter Townsend. Un hombre divorciado y con dos hijos, siete años mayor que ella, con el que no pudo casarse por motivos religiosos y porque decidió no renunciar a sus derechos como parte de la familia real.
Se dice que fue la primera boda real televisada con millones de espectadores. La expectación que causaba la Princesa en todo el mundo hizo que el enlace fuera seguido y esperado en muchos rincones del planeta.
El vestido de novia de la Princesa Margarita fue un diseño de Norman Hartnell, modisto oficial de la casa real británica. Un diseño confeccionado en organza de seda con una falda de 30 metros de tejido, los adornos de cristal y pedrería fueron muy sutiles para encajar con el estilo de la novia. No es un vestido recargado y de hecho es uno de los más atemporales de la historia pese a ser muy de su tiempo. Se convirtió en todo un icono, no solo para el diseñador, también como vestido de novia de la realeza. La tiara Poltimore no era una joya de la familia, se adquirió poco antes de la boda como regalo para la novia.
«Cuando ves imágenes del vestido, la forma en la que las capas de organza caen, cómo conforman su silueta de forma suave, redondeada, casi como una nube en la parte superior del vestido, las mangas… fue difícil encontrar el tejido correcto, era el gran reto a la hora de recrear el vestido para la serie», recuerda la diseñadora. Cuando David, hijo de Margarita y Tony, se casó en 1993 su mujer rindió un homenaje a su suegra con su vestido de novia de corte similar.