Playa de Valdevaqueros, 2016. Manuel y un amigo se sientan en la arena y admiran el cielo lleno de cometas de kitesurf. Todas juntas decoran el paisaje, que parece sacado de una postal. Manuel comienza a pensar y termina diciendo:

– «Tío, con el trabajazo técnico que lleva crear una cometa de esas y lo poco que se lucen. Decidido, voy a ser diseñador de cometas».

Estudiando el tema con realismo, terminó dándose cuenta de que montar un negocio de ese calibre resultaba inviable y terminó convirtiéndose en un sueño frustrado. Sin embargo, nada sucede en vano y ahí quedó la semillita en su mente de que, algún día, montaría su propio negocio.

Tiempo después, en una escapada a Los Caños de Meca, Pérez-Reverte y su libro Trafalgar harían el resto. «Mientras leía, iba cogiendo el coche y me dejaba guiar a donde me indicaba el libro. Te aseguro que mi experiencia fue tan brutal, que incluso escuchaba los cañonazos. Ahí tuve claro que mi marca, aunque fuera de guisantes, se llamaría Trafalgar».

Su sueño, ya tenía nombre. Y con el logo inspirado en una veleta (de ahí la flecha y el dibujo de la sirena a lo old school de la marca) sólo quedaba darle forma y ponerle cabeza al asunto. Es aquí cuando aparece Chus Cordobés, amiga y ahora socia, que aceptó el reto con las mismas ganas y en cuestión de dos meses Trafalgar comenzaba a ver la luz.

La filosofía del negocio estaba clara. Ellos mismos se encargarían del diseño y la producción de toda su oferta, las redes sociales y la atención al público. All-in. Recurrirían, por cuestiones prácticas, sobre todo al producto andaluz en sus diseños, aunque en el momento en que encuentran algo que encaja con su estilo no dudarían en colaborar con él. Es lo que les ocurrió con una artesana de Zaragoza, quedaron prendados de sus gemelos de cristal de murano y desde entonces los ofrecen en su tienda de la calle Linares.

En Trafalgar Company (C/ Lineros, 13) tienen una identidad muy clara, pero siempre están dispuestos a escuchar a todo aquel que les visita. Empezaron diseñando pequeñas colecciones de camisas, polos, ropa, en líneas generales, con un estilo más casual y siguen apostando fuerte por ello. Sin embargo, gracias a esta cercanía con el cliente dieron un paso adelante en el diseño de trajes de ceremonia. Para su sorpresa, los chaqués a medida, a los que aportan un toque único sin salirse de lo clásico, han terminado siendo otro de sus puntos fuertes.

El público de confianza es en su mayor parte sevillano, pero muchos extranjeros se quedan con el contacto y repiten, y esto es lo que realmente les llena. Que un cliente, viva en la esquina de en frente o en el otro extremo del mundo, quede satisfecho con la calidad de sus productos y cuente con ellos de nuevo «no tiene precio».

Hemos hablado de ropa más sport y también para ocasiones especiales. Pero como muestra de lo que esta pequeña tienda puede llegar a dar de sí, nos encontramos con que también diseñan y producen calzado. Una apuesta arriesgada, sí, pero como bien dice Manuel. «La gente sabe reconocer cuando está frente a un zapato bueno y esa es la impresión que queremos trasladar al resto de nuestra tienda». Por eso ofrecen un zapato clásico y de calidad; atemporal, fabricado en España y de los que duran.

Podríamos seguir hablando de anécdotas, como que toda la tienda está decorada con partes de barcos, desde la madera de los estantes hasta las lámparas y percheros… Pero lo mejor es que ustedes mismos se dejen asombrar por todo lo que Trafalgar Company aguarda tras su pequeño escaparate de la calle Lineros.

Fotos: Rocío Ruz

Teléfono: 955 138 773