Hazte premium Hazte premium

El imparable ascenso de la demi-couture

Entre la alta costura y el prêt-à-porter, la confección recupera la artesanía y la delicadeza. La consigna, exclusividad y calidad

El imparable ascenso de la demi-couture delpozo

maría luisa funes

La moda, ese «monstruo» cambiante por definición, sufre mutaciones sorprendentes y la clientela femenina más exigente, inundada con mil opciones de vestuario, busca de nuevo algo único e impactante. La demi-couture es un cruce de caminos entre la alta costura y el prêt-à-porter, entre lo hecho a medida y lo que se produce en serie. Se trata de una tendencia que renace, de una nueva realidad en un mundo en el que todas las mujeres parecen ir vestidas igual. Es la vuelta a la artesanía, a la delicadeza, a las prendas hechas manualmente y a un trabajo de fondo de costura que no siempre es evidente, pero que se nota. De cerca es cuando son más perceptibles los bordados a mano, las puntadas delicadas, las incrustaciones metálicas en relieve e incluso los cancanes bajo los vestidos. Es una labor minuciosa solo apta para especialistas de primer nivel.

Tras décadas de democratización en la moda con fenómenos como Zara o , existe una nueva demanda para estos artículos «listos para llevar» de un nivel más sofisticado. Por supuesto, también tienen un precio muy alto, que puede rondar entre los 4.000 y los 8.000 euros. De nuevo se valora lo único, todo aquello que sea objeto de admiración y coleccionismo. Lo que comenzó como series de prendas elaboradas únicamente para «animar» un desfile o mostrar a la prensa, se ha convertido –para sorpresa de los mismos creadores– en un éxito comercial sin precedentes.

Desde hace unos cinco años son muchas las marcas que han comenzado a construir colecciones con prendas de demi-couture. Aunque solo se trate de un 7 a un 10% de la cifra total de ventas para algunas casas, son creaciones que ensalzan al couturier y a la marca. En Matthew Williamson o Mary Katrantzou , tienen pedidos de 15 o 20 vestidos de algunos modelos sobresalientes que antes no hubieran imaginado poder comercializar.

Las grandes marcas ya hacían sus pinitos en demi-couture desde hace años. Chanel, Valentino e incluso Chloé, Prada o MiuMiu sorprendían con prendas joya en sus colecciones de prêt-à-porter. Eran piezas especiales que llamaban la atención de las clientas más exigentes, pero que no requerían pruebas ni grandes esperas. Sin llegar a suponer las 2.000 horas de trabajo que exigen algunos vestidos especiales de alta costura con bordados de perlas o cristales, necesitan, no obstante, entre 150 y 200 horas de trabajo manual.

Ante la nueva avalancha de compradoras, otras marcas han retomado la demi-couture: las hermanas Mulleavy de Rodarte , Proenza Schouler o Jason Wu venden prendas muy sofisticadas en su concepción y ejecución. Haider Ackermann y Nina Ricci ofrecen prendas de semi-costura en sus líneas de tallaje habitual. Y la renaciente casa Vionnet, de la mano de la empresaria Goga Ashkenazi, relanzó la demi-couture contando con el genio creativo de Hussein Chalayan.

Costura nacional

En España no faltan brillantes iniciativas. La abanderada ha sido Teresa Helbig , que suele presentar colecciones que aúnan lo práctico del prêt-à-porter con el saber hacer artesanal de sus vestidos a medida. No faltan estructuras bajo los vestidos, delicados remates, flores y objetos bordados con primor en sus vestidos. Arnaud Maillard y Álvaro Castejón, de Alvarno , también se han prodigado en prendas de demi-couture, tanto para su propia marca como para sus líneas en Azzaro , donde ejercen de directores creativos. La demi-couture se está convirtiendo en una línea de negocio importante.

El último caso exitoso de demi-couture es la casa Delpozo, que vive su renacimiento a manos de Josep Font. Delpozo acaba de presentar su colección en Nueva York, donde hizo gala de un desfile con sofisticadas prendas. El delicado trabajo artesanal y la concepción arquitectónica de las piezas no eran nada habituales. Apreciando cada vestido desde cerca, se observaba el minucioso quehacer de un taller de cincuenta profesionales liderados por Font. Tejidos de triple organza, prendas con capas de tul de seda, apliques de flores metálicas con estructuras de soporte y bajofaldas en forma de cancán fueron algunos de los arreglos de los que la colección hizo gala. Es la vuelta del «más difícil todavía». Así es la moda y su complejo devenir.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación