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- La evolución del prototipo masculino está ligado al momento económico: héroes de épocas de prosperidad, antihéroes en tiempos
de recesión y los hombres vulnerables en los periodos de incertidumbre.
- Douglas Fairbanks, gran protagonista del cine mudo en los felices años 20, encarnó al héroe optimista de valores elevados
en papeles clásicos como Robin Hood o D’Artagnan.
- Charlie Chaplin creó al prototipo de marginado social que intenta ser aceptado. Su personaje del vagabundo alcanzó su mayor
éxito tanto en el periodo de la Primera Guerra Mundial como los duros años tras el crack del 29. Imagen de Luces en la ciudad
- El papel de Rhett Butler en «Lo que el viento se llevó» (1939) es el mejor resumen del ideal masculino de los años previos
a la Segunda Guerra Mundial. Clark Gable encarna a un hombre recuperado de su pasado, decidido, duro y con éxito económico
- Los años cuarenta eran tiempo de pesimismo, reflejado a la perfección por la cara siempre alargada de Humphrey Bogart. El
escepticismo, la desconfianza, el cinismo y la moral dudosa de sus personajes condensan el espíritu de unos hombres atormentados
- Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial necesitaron de héroes firmes, fuertes, de grandes valores y convicciones
morales. Charlton Heston ejemplificó al hombre sano y de confianza, como la recuperada economía.
- El antihéroe comenzó a dibujarse a grandes rasgos con James Dean y Marlon Brando. La economía había perdido pujanza y se hacía
patente que no todos estaban integrados en la recuperación.
- Marlon Brando es ejemplo de antihéroe incipiente de los años 50. Iracundo, hosco y sin pretender salir de su abismo.
- El antihéroe masculino comenzó a destacar en la figura de los románticos y atractivos desterrados, huidos de la justicia,
tipo Robert Redford y Paul Newman en «Dos hombres y un destino».
- Los antihéroes de los 60 eran muy suaves para reflejar la caída económica de la crisis de los 70. El nuevo ideal masculino
lo formaban unos indeseables que habían rechazado la sociedad que previamente les había rechazado. (De Niro en «Taxi Driver»)
- Los arquetipos de los setenta eran hombres iracundos, incluso trastornados, encarnados por Al Pacino o Jack Nicholson, protagonistas
de películas como «El Padrino» o «Alguien voló sobre el nido del cuco», entre otras.
- Los personajes que estos actores representaban mostraban desencanto y escepticismo en unas películas que indagaban en una
sociedad corrompida. En la imagen, Al Pacino en «El Padrino».
- John Travolta («Fiebre del sábado noche») cambió la hostilidad de los años anteriores por la ansiedad por encontrarse a sí
mismo y alcanzar sus metas. Representaba la ambivalencia y la incertidumbre de la época.
- Los antihéroes de los setenta dejaron paso a un nuevo prototipo masculino en los años ochenta. Michael Douglas (en la imagen,
en «Wall Street») o Tom Cruise se hicieron famosos por representar a unos personajes motivados por el puro deseo triunfar.
- «Oficial y caballero» fue la película donde cristalizó el galán masculino de los ochenta bajo la figura de la virilidad, la
determinación y el valor. Richard Gere era un indeseable con ganas de integrarse en la sociedad.
- Tom Cruise interpretó a la perfección al «sex symbol» de los 80 en la película «Risky Business». El sexo y el dinero son los
únicos objetivos de sus personajes, como apunta John Taylor en su libro sobre esa década «El circo de la ambición».
- Sylvester Stallone, con «Rocky» y «Rambo», fue la versión más excesiva del ideal masculino de los ochenta, con la fórmula
de luchador desvalido.
- El círculo vicioso de ambición y poder de los años ochenta dieron paso a un deseo de mayor reparto de riqueza. Kevin Costner
y, sobre todo su «Bailando con lobos», recuperaba al héroe de grandes valores, contra las injusticias y desvivido por ayudar
- Leonardo DiCaprio también representaba esos ideales de entrega y generosidad hasta límites extremos, como su inmolación por
amor en «Titanic». Su imagen añadía el ingrediente de vulnerabilidad, muy propio de la incertidumbre de final de milenio
- El comienzo de siglo necesitaba un héroe cargado de sensatez para reponerse de la zozobra finisecular. Como George Clooney,
ideal de hombre maduro, coherente y bien integrado socialmente en unos tiempos que requerían de sentido común.
- Las dudas de principio de siglo pronto quedaron disipadas. El ciclo artificialmente alcista tenía su reflejo en unos ídolos
especialmente livianos, en un mundo competitivo pero optimista. (Zac Efron en pleno fulgor de «High School Musical»
- El estallido de la economía trajo consigo el regreso del héroe romántico y vulnerable. El ideal masculino estaba en un hombre
que no está dispuesto a usar su poder para mal, como el vampiro del melancólico Robert Pattinson en la saga «Crepúsculo»
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