¿Pero qué ha pasado con El Tremendo?

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Andaba el sector macareno de la hostelería compungido por el desacuerdo entre la propiedad de El Tremendo y Pepe Cruz. A raíz de la jubilación y posterior muerte de Joaquín Gómez Padilla el bar comenzó a regentarlo José Cruz, uno de sus empleados y hombres de confianza, que con el tiempo fue conocido como Pepito el del Tremendo.

Joaquín estaba casado con Carmen Almansa Riquel y era padre de dos hijos, Joaquín y Carmen, actuales propietarios del establecimiento, que se lo tenían arrendado al citado José Cruz. Pues bien por algún tiempo de desacuerdo entre los descendientes de Joaquín y Pepito, este segundo se ha mudado con su cocina a la puerta de al lado, con lo que el que ahora llega al Tremendo se encuentra una oferta distinta aunque también muy buena y quien busca la carta tradicional del Tremendo tiene que entrar en la puerta de al lado donde verá al inagotable Pepito trasegar sin parar.

Todo sobre El Tremendo

Para tratar de desempatar he visitado recientemente los dos establecimientos. En El Tremendo se sigue manteniendo el antiguo grifo de cobre de manilla de Cruzcampo, pero también hemos podido tomar un maravilloso fino en rama de El Maestro Sierra.

Hemos probado unas gambas plancha de campeonato, de las que venden como extra en algún restaurante de campanillas de Sevilla, unos mejillones grandes riquísimos y una ventresca de atun rematada con un poco de aceite deliciosa. Para terminar he probado sus patatas cordobesas (patatas cocidas + salmorejo + bonito), sosas las patatas pero el conjunto resultón. Y todo el rato que hemos estado me he sentido tratado con amabilidad con los nuevos arrendatarios de la familia Gómez Almansa.

Casa Pepito es sentirse como en casa

Al día siguiente fui a Pepe Cruz ? Casa Pepito? y, claro, en el momento en que ves a Pepito te sientes como en casa. Nos recibe una buena Cruzcampo y un plato de papas aliñas de las de siempre y de las que no hay que decir nada más. Extraordinarias. El local es cómodo con mesas altas y una buena barra dentro y mesas bajas fuera.

El ritmo de los camareros y de la cocina es endiablado y como siempre mucho pescado fuera de carta, al peso. Hoy he probado la berza jerezana que tenían como guiso del día y que alimentaba nada más olerla. La ensaladilla de gambas que es de la de las papas están como si fuera puré de patatas no es lo mío. En cambio si tomé una ventresca plancha jugosísima con un salmorejo rico. Y con una tapa de mojama cortada con alegría, como Dios manda, me retiro a pensar.

Sumar, a veces, es multiplicar

En realidad los dos comparten una carta muy amplia, casi de restaurante, incluido los pescados a la plancha y mariscos (carabineros, almejas, cigalas, corvina, y fritos…) que sorprende verlos en una barriada popular. La cocina de ambos nos ha parecido de notable.

En cuanto al servicio si uno nos ha sorprendido por la amabilidad el otro como siempre por su eficacia, desde que entras por la puerta te preguntan por lo que quieres. Quizás en lo único que difieren es en el día de descanso: miércoles Pepe Cruz y los lunes el Tremendo. En resumen, que sumando dos bares hemos multiplicado el resultado y se ha beneficiado todo un barrio.

Y el desempate lo vamos a tener que echar a los caracoles. El Tremendo de Pepe Cruz tenía los caracoles más tardíos pero más buenos del barrio. La semana que he estado ninguno había empezado a ponerlos. Parece que se resisten a desenfundar primero.

¿Quién pondrá más tarde los caracoles? ¿Cuáles serán mejores? Aquí puede estar lo que incline definitivamente la balanza hacia uno u otro lado. Seguiré informando.

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