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El Olmo

Córdoba Actualizado: Guardar
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El Olmo, cuyo nombre le viene del tipo de madera de su barra, ocupa desde 2012 el local que acondicionó Dani García para una franquicia de comida en miniatura que denominó La Moraga y que fracasó.

Miguel González, su propietario, ha montado un negocio de amplio espectro desde las siete de la mañana a las doce de la noche: desayunos, aperitivos, menú diario y platos a la carta. La decoración es muy contemporánea pero sin estridencias, con un diseño que se explica por el negocio anterior. Las mesas están montadas con manteles de tela lo que es de agradecer; el tono fresa suave de las sillas armoniza a la perfección con el color madera del techo dando una plácida sensación de bienestar. El tipo de cocina es tradicional, sencilla pero con la solvencia que le da, en los fogones, Ignacio Medina que proviene del desaparecido y añorado Círculo Taurino. Los platos tienen unas hechuras que rezuman recuerdos infantiles; como muestra su solomillo al oloroso, donde una carne muy tierna, en su punto, se traba a la perfección con una salsa fina, sabrosa y elegante. La carta, en general, es muy amplia recogiendo opciones diversas: una ensalada con una excelsa conserva de ventresca se acompaña de unos tomates que no están a su altura; son muy frescas las pijotas que llegan bien fritas y sin rumores de aceites ennegrecidos. No se le puede poner un pero a los riñones y mollejas de cordero a la plancha pura delicia para los amantes de la casquería.

Además hay todos los días una carta «cantada» de sugerencias que por su amplitud bien debería darse por escrito o en una pequeña pizarra.

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