En el corazón de Sevilla, la esencia de su Catedral, la sombra de la Giralda y la vecindad del barrio de Santa Cruz impregna al Bar Patanchón del sabor a historia de la ciudad. Logran la magia del ambiente con techos de madera, azulejos de colores, mesas de mármol, el suelo de piedra antiguo y la suma de detalles.
Como se prevé con esa puesta en escena, la mayoría de los platos salen del recetario popular, como la carrillada ibérica y las croquetas de queso manchego. Pero la carta de tapas es larga y hay un poco de todo. Destaca entre todas el especial Patanchón: rollito de pollo, bacon, queso de cabra y miel de caña.
A todo esto, se le añade la terraza, que aprovecha una calle lateral y peatonal para situar las mesas.
Olores a jazmín y azahar, a un paso de la Giralda, donde la cocina permanece abierta todo el día.