Maravilla rinde homenaje en su decoración a la antigua fábrica de sombreros que funcionaba en esta misma esquina entre la calle Castellar y la calle Maravillas, siendo los productos que en esta ocasión se consiguen pensados para el paladar y el disfrute del cliente. El proceso de creación está pensado con detalle, siempre con una materia prima de calidad y orientados a que el comensal se relaje y pase un buen rato.
La cocina entremezcla recetas tradicionales mediterráneas con matices sudamericanos buscando sorpresa con un producto final donde todo casa. Destacan las croquetas de ají de gallina, una interpretación de las croqueta de toda la vida con pimiento aji salvadoreño; el tiradito de atún, sazonado con cítricos al estilo peruano o la causa limeña, una especie de ensaladilla con matices picantes.
Aún así, a diario hay propuestas fuera de carta según los productos del mercado, que se pueden acompañar de una cuidada selección de vinos.
Por último, hay que destacar cómo Maravilla se detiene en el momento del desayuno, decantándose por productos frescos y distintas opciones de pan.