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Casa Pepe de la JuderíaCasa Pepe de la Judería: Cariño, entrega y generosidad

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Bajando por la calle Romero se disfruta de la majestuosa estampa de la torre de la Catedral que domina la Judería. Al final de ésta, en una casa de tres plantas con terraza nos acoge esta histórica taberna cordobesa. Como nos refiere Javier Tafur en su recientemente publicado Tabernario Sentimental, «aquí en Córdoba hace cincuenta años, no había mas taberna de comer que la de Pepe , el de la Judería que, con el permiso de las amas de casa de la ciudad, fue quien realmente dio el crédito a la comida casera». Tras varios intentos de sonados fracasos tras la salida de este magnifico profesional, cogió la batuta Miguel, que tras un periodo de intensa formación en Cataluña, su paso por el restaurante Azahar como maitre y gracias a su buen hacer consiguió situarse entre ese «triángulo de las Bermudas» del Caballo Rojo y Churrasco con absoluta plenipotestad.

Empresario de referencia en nuestra ciudad.

Comenzamos con unas croquetas del puchero, con la harina bien cocida, sabor a caldo y de consistencia melosa. Algunos trocitos de jamón, agradeciendo la buena calidad de éste, ingrediente tan poco cuidado otras veces en esta elaboración.

Seguimos con una mazamorra, plato típicamente cordobés que quizás tuvo su origen en los majados de aceite, pan y ajo que trajeron las legiones romanas. En el olivar andaluz siempre se ha dicho que era lo que tomaban los vareadores de aceitunas, es de admirar como esta cocina de subsistencia ha llegado a la alta restauración con unos ingredientes tan básicos. Textura muy fina, con ausencia de almendra, como se ha hecho en Córdoba desde siempre. Fiel a los sabores de toda la vida. ¡No estamos en Málaga! Tímidamente lo actualiza acompañando con unos piñones y un toque de pera en dulce.

Sorprende una variación del gazpacho asando las verduras. Fresco, con ese toque a ahumado tanto de las verduras como de la sardina que acompaña a esta sopa fría, contrarrestando la acidez del vinagre con una gelatina de Pedro Ximenez. Plato muy agradable y refrescante, que nos prepara para el siguiente. Taco de cordero asado con manzana. Este tipo de carne aquí en nuestra tierra genera adeptos y detractores en una misma mesa. Muy jugoso, con una salsa semidulce, que brilla, hace que resplandezca todo el conjunto, con excepción de la manzana que es «una naturaleza muerta». Además de por su procedencia, Valle de los Pedroches y tratamiento del jefe de cocina, estoy segura que consigue sumar adeptos.

Termino con unas palabra del propio Miguel Cabezas: «Me quedé con un templo gastronómico y he tratado de dignificarlo». Lo ha logrado.

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