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Restaurante Bajo de GuíaRestaurante Bajo de Guía: Añoranzas Sanluqueñas

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El soterramiento de las vías del tren en la década de los noventa propició el desarrollo urbano del norte de la ciudad. Hasta entonces todo el entramado ferroviario suponía una enorme barrera que sujetaba el crecimiento de Córdoba por esta zona. En esta expansión urbanística conviene destacar, por el objetivo gastronómico de esta reseña, la calle María la Judía que paulatinamente se ha ido convirtiendo en un eje gastronómico de primera magnitud, dada la densidad de bares y restaurantes que la ocupan. Posiblemente el primero que se inauguró, a principios de este siglo, esquina con Conchita Cintrón (rejoneadora peruana y la primera mujer torera de fama internacional), fue Bajo de Guía, que por su especialidad en pescados adoptó el nombre del popular barrio sanluqueño; lo que supone toda una declaración de intenciones

En el exterior se encuentra una amplia y agradable terraza para los días de buen tiempo. En el interior un pequeño comedor de decoración muy clásica con las paredes repletas de fotos de la propiedad con personajes ilustres tan del gusto de los restaurantes clásicos de hace unas décadas. El servicio, que recibe al instante, es muy amable y comprensivo, incluso con la clientela más exigente y quisquillosa. Su propuesta se fundamenta en una culinaria tradicional sin la más mínima concesión a los planteamientos más modernos y actuales. La carta, excesivamente larga para las dimensiones del local, colma casi todas las referencias posibles: mariscos, entrantes, ensaladas, arroces, revueltos, verduras, pescados, fritos, carnes y postres. Son aceptables las coquinas aunque con un ligero sabor a plancha. Está bien la ensalada de tomate con ventresca de atún donde destaca la turgencia de su verdura. Son prescindibles los boquerones al limón, que se presentan fritos, sin espinas, pero faltos de gracia y un poco pasados de frescor. Bastante mejor está el foie de pato, elaborado por la casa, un micuit suave  y delicado. En el tartar de atún, la intensidad de los aliños y la potencia de los encurtidos anula el sabor del túnido. Son afamados y requeridos sus guisos, que cambian a diario, como las papas con choco (Jueves) o fabes con perdiz (Viernes) por ejemplo.

Por último se ha de tener en cuenta que las raciones son muy generosas lo que invita a que sean compartidas por su asidua clientela.

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