Abacería AntípodasAbacería Antípodas: «El mejor viaje es volver»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«De tanto viajar su propietario -y comer de todo-, ha concluido que lo mejor es lo de aquí»

Vino Obama, saludó, dió una mijita de ojana -que rima con su apellido-, trincó y fuese. Por lo visto y leído, al expresidente de las Américas del Norte le gustó la ciudad de nuestras entretelas, tela del telón, tanto que la recomienda para visitar-“hay que venir”, dice-. Venía para la cumbre mundial del turismo, primera y casi única industria de esta urbe y después de la visita turística de rigor eligió un novedoso restaurante de comida moderna para la cena. Por ahí a lo mejor nos escapamos los amantes de nuestras tascas: vengan aviones de forasteros y pueblen nuestros novedosos y noveleros gastrobares para así quedar la taberna sevillana en íntima comunión con el nativo moyatoso, amante de la caña de cerveza, la concha de chochitos o el tazón de caracoles mismo.

La cosa es que cuanto más viaja uno por esos países de los chirlos mirlos, más aprecia lo nuestro y al revés. Eso le ha pasado a Jesús Villota, que ha dado más barzones por mundo Dios que el baúl de la Piquer y al final ha terminado poniendo un bar en Sevilla…de tapas locales.

La Abacería Antípodas se llama así porque el último destino de Villota fue Nueva Zelanda, que para los que no lo sepan está casi igual de lejos que Sevilla Este. De tanto viajar y comer de todo, ha concluido que lo mejor es lo de aquí y por eso viene a darnos la ensaladilla de su madre (que pasa con nota alta la prueba del nueve del mostrador novato), los montaditos de la casa y guisos tales que las tagarninas esparragadas, garbanzos con bacalao, las fabes con almejas o los arroces por encargo como el de perdiz.

La chacina es de primer orden y nos permite, no solo apreciar su buena mano con el tirador de Cruzcampo, sino una Weihenstephan que es la cerveza más antigua del mundo, dicen. También tiene hasta 30 referencias de lúpulos artesanos, que, a mí, a estas alturas hasta me parecen pocos, habida cuenta que aquí ya hace cerveza hasta el apuntador.

Sus garbanzos con cola de toro, su ‘pringaita’ o su tomate aliñado con melva son cosas que Obama se ha perdido y que se va a ver negro para encontrarlas en USA.

Están empezando y los rodajes tardan en afinarse, pero quédense con la copla porque aquí hay madera de taberna y buen tabernero. Good bye.

Ver los comentarios