La Monumental¡Gloria taurina!

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Entras en este bar. Miras el gran reloj a tu derecha. Es la hora. Te diriges a la barra. En el burladero te espera Antonio, su joven dueño y tras él, su preparada cuadrilla.

SUERTE DE VARAS. Toro de la más brava ganadería. No hace falta citar sus apellidos. Toro de alternativa. Antonio se afana en torear bien de capa. Qué suavidad en la tela, ¿de qué tela es este capote? ¡Qué majestad en la figura! Ya se acerca, nos trae una estupenda morcilla serrana y, en seguida, iniciando la suerte de varas, se acerca con sus ya famosas y premiadas «Taleguillas» (hojaldre con una suave mezcla de marisco y tres quesos). La tarde promete y el respetable, mientras tanto, se acomoda en sus almohadillas de salmón y queso. Con la sopa de tomate se oyen las primeras palmas.

TERCIO DE BANDERILLAS. Esta suerte intermedia es un paso ¿necesario? entre la muy importante de varas y la bellísima y decisiva de matar. Y ahí encontramos las ensaladas, el pescao frito, los panes de la casa y los revueltos para todos los gustos. En definitiva, son solo adornos del sólido tapeo que se muestra en las otras suertes.

Mientras Antonio brinda a la afición y su montera de marisco goyesca (volován de gambas, chocos y delicias) vuela por el azul cielo, ha llegado el momento de encender uno de los estupendos puritos agridulces (pollo, cebolla, pasas y almendras)

SUERTE DE MATAR. Ya está delante del toro. De su manga rosa y oro pende la muleta escarlata. Cuatro naturales y un pase de pecho que desliza al toro desde la púa del pitón a la penca del rabo. Suena la música mientras aparecen las canastillas ibéricas (Carrillada y almendras) y la morcilla a la caldera con piñones. El mozo de espadas prepara los tres estoques (de cordero, de caella y solomillo). Es la hora de la verdad. El torero se lanza derecho, sin detener su empuje hasta tocar el pelo del animal. Los pañuelos que ya habían asomado a media faena reclaman la oreja. Las orejas. El toro cae. Y el presidente concede la espléndida «Cola de Toro».

Antonio, emocionado, da la vuelta y saluda varias veces desde el tercio antes de salir a hombros. Una tarde de apoteosis.

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