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Restaurante Sal GordaSal Gorda: aire fresco en La Alfalfa

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Hay que ver la que tienen tomada los ayuntamientos de cualquier color con la Plaza del Pan. Si no es uno poniéndole farolas de ducha y bancos del Ikea, es el otro colocándole mobiliario urbano de sainete de los hermanos Álvarez Quintero. El caso es fastidiarla.

Ahora, a los nuevos inquilinos de la casa consistorial, no se les ha ocurrido otra cosa que montar una estructura que ríase usted de las pérgolas de la Expo, para montar unas velas que dan de todo menos sombra: asco, vergüenza, risa… La afilada punta de los vecinos las ha definido como «tangas» por su forma triangular, que enseña todo menos lo más importante. Si es que cuando nos ponemos modernos somos la peor versión del catetismo ilustrado, con lo fácil que es redundar en el dicho comercial de «Leopoldo, échame el toldo» y dejarnos de pamplinas.

Pues una mijita más abajo, en la calle Alcaicería, han montado los hermanos Cabrera Fernández un restaurante de tapas modernas que está la mar de bien. Se trata del Restaurante Sal Gorda en Sevilla. De momento han sabido respetar la estructura de una casa antigua dotándola de un aire innovador pero sin estridencias. Y así con lo demás.

Dentro hay poco sitio, pero acogedor, y fuera, en la bocacalle, tienen unos veladores simpáticos para tapear y ver la gente pasar cuando el Lorenzo lo permite. Trabajan las cervezas artesanas, de las cuales recomiendo la Dawat, fabricada en Cuenca y que tiene la ventaja de no llevar gas inyectado lo que la hace más llevadera por aquello del flato.

Así, para entrar en faena y con estas calores, qué mejor que recomendarles su ajoblanco de garrapiñá de sésamo y mojama. Una delicia fresca, ligera y sabrosa a la vez. Con más enjundia tienen las costillas de cordero rellenas de molleja y batata, buena cosa para adentrarse en su abundante carta de vinos ecológicos como el Tadeo del Cortijo de los Aguilares rondeño o insistir en alguna de sus cervezas artesanas como la Sagra Bohío o la Tremenda. Casi todos los vinos pueden copearse, lo cual es algo de agradecer en estos tiempos de descorche y apechugue con cualquier botella.

Cuando usted lea esta crónica, la carta tendrá poco que ver porque cambia frecuentemente, pero si tienen la corvina salvaje en ceviche de maracuyá con aire de bergamota, pídala que es tapa que refleja bien el aire de sus creadores: creatividad, picardía y profesionalidad.

Las carnes, de vaca vieja, las trabajan en su punto: maduras, crudas, pero no frías; y tienen una tortilla de patatas muy original, en emulsión y servida dentro de la cáscara, que a mí ya me coge algo mayor para entenderla. Prefiero sus croquetas de puchero. No hagan caso a lo leído aquí por una vez en la vida y pónganse en manos de sus camareros porque casi todo lo mejor, como tantas veces, está fuera de carta.

Restaurante Sal Gorda

Valoración
  • Mala
  • Regular
  • Buena
  • Muy buena
  • Excelente

Buena

  • Comida
    4/5
  • Servicio
    3/5
  • Ambiente
    3/5
Precio
  • Bajo
  • Medio
  • Alto
  • Muy alto

Bajo

DirecciónCalle Alcaicería de la Loza, 23, Sevilla, España Ver mapa
HorariosDe 13:00 a 16:30 y de 20:00 a 00:00
Teléfono955385972
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