Restaurante El Valle: La tradición que se adapta al futuro en la mesa

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Enclavado a unos metros del Paseo de Rojas, el Restaurante El Valle de Lucena enfoca su acceso principal hacia el templo de la Sagrada Familia y conjuga la exquisitez en el producto nacional con las mesuradas innovaciones. La ponderación en el precio, la heterogeneidad de alternativas y una atención cercana y considerada al cliente componen los valores esenciales de un establecimiento afianzado durante décadas.

Rafael Caracuel, progenitor del propietario actual, rectificó la natural tendencia agrícola familiar y superado el año 1980 fundó, en la zona de los Cuatro Cerros, un ventorrillo de comida tradicional. Al atravesar el umbral de los noventa, se consumó un traslado de resonancia ilimitada. Adelantándose al porvenir, el primer referente familiar del gremio de la restauración afrontó la apertura en la calle Cofrade Manuel Ramírez de un establecimiento hostelero, ya bautizado como El Valle, y ubicado justo enfrente del negocio inaugurado en 1998, ya en la vía Federico García Lorca, reformado integralmente en 2005 y asumido, directamente, por su hijo Pedro, desde 2012.

A partir de entonces, ha extendido la responsabilidad a su mujer, Puri Marín, y a sus hijas María (ya incorporada) y Puri, cuyo ingreso aguarda con ilusión una vez termine sus estudios universitarios de Periodismo.

Carnes centralizadas en Madrid y jamones ibéricos puros de la comarca de Los Pedroches y de la región extremeña coexisten con pescados andaluces. Los procesos clásicos aceptan atrevimientos contenidos, “desviviéndose” siempre por cualquier comensal.

La ambiciosa remodelación acometida a principios de siglo estableció tres ambientes diferenciados: una agradable y seductora terraza, un espacio polivalente concebido, fundamentalmente como cafetería y un espacioso y elegante comedor. La heterogeneidad en la infraestructura obedece a una filosofía apreciada, igualmente, en los precios, conservando cartas diarias de menús muy cuidados, otra de raciones y tapas y una principal con manjares de temporada y sugerencias.

El recorrido culinario más selecto empieza con entrantes como las almejas chirlas o las gallegas, prosigue con carnes como el lomo de buey angus, la ternera charra o el cordero lechal de Aranda de Duero, avanza a través de la lubina salvaje, la parpatana de atún rojo a la parrilla y la merluza de pincho a la marinera para concluir con una tarta red velvet o un brownie con helado de vainilla. Visitantes y turistas de numerosos puntos han comprobado la calidad de El Valle, que se ha lanzadop ya al mundo del cáterin.

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