¿A qué sabe Palma del Río?

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La gastronomía palmeña viene marcada, sin duda, por uno de los emblemas de la tierra: la naranja. La cadenera, la salustiana, la navelina, mandarinas… Hasta la mesa ha llegado un repertorio de recetas que incluye la preciada fruta: la ensalada de naranja y bacalao, el picadillo de naranja con atún, el codillo de cerdo ibérico lacado con naranja y miel, las costillitas de conejo con caramelo de naranja, los muslitos de codorniz al chocolate con naranja, platos que combinan el acertado uso de carnes de corral y cacería.

Los espárragos trigueros son otro de los tesoros que se recogen en las inmediaciones de Palma del Río. Esparragados, en revuelto, tortilla o arroz resultan una magnífica opción. De esos mismos campos se recolectan caracoles grandes y pequeños que son preparados en caldos y salsas.

La despensa palmeña también se nutre de excelentes carnes autóctonas, tanto de granja como de caza. El cerdo protagoniza alguno de sus platos más celebrados y aún se mantienen las populares matanzas.  En el caso de la caza, se cocinan perdices, zorzales, conejos… Y si se trata de cacería mayor, jabalí y venado.

También es justo señalar que dispone de un surtido de dulces y postres muy variados. Las conocidas sopaipas, torrijas, roscos y rosquillas, junto a los elaborados tirabuzones o caracolas, sultanas de coco, cortadillos de cidra, mostachones, merengues, tortas de aceite y un magnífico repertorio dulcero con naranjas completan la gastronomía local.

Peña Flamenca La Soleá

A principios de los 70, la Peña Flamenca La Soleá comenzaba con una barra y una pequeña cocina, en lo que antes era una fábrica de botijos típica de Palma del Río. Por aquí han pasado los más grandes del cante. Y no solo los artistas reconocidos, sino los anónimos que se arrancan a cantar en cualquier momento. Entre ellos, Federico Losada, que aunque esté al mando del negocio no se quiere quedar  atrás.

La carta se adapta a la temporada. Una buena tortilla de espárragos en su época. O las alcachofas con jamón. También las clásicas migas de Palma, o la coliflor con almejas. Su fuerte, aún así, son las carnes ibéricas y el buen jamón. Y en invierno los

potajes, cocidos, fabes o habichuelas.

Calle Ríoseco, 68

Casa Manolo

En el restaurante Casa Manolo de Palma del Río se respira un ambiente acogedor con cocina tradicional y algunos toques de vanguardia. Los productos de cercanía marcan su día a día y destacan entre sus elaboraciones de referencia los callos o el jabalí a la naranja, ambos platos procedentes del recetario local.

Pero Casa Manolo también es famoso por el marisco ya que buscan las mejores piezas. Además de los manjares del mar cocidos, el salpicón de marisco puede ser una buena opción como entrante.

Algunas de las especialidades más demandadas por sus fieles son su foie casero, el tartar de atún con gambas, el pez espada con crema de gambas o el pulpo a la brasa. Pero lo que atrae más a sus comensales es la carne. Platos como el solomillo de cerdo, la presa ibérica con jamón y el codillo en salsa castellana con aroma de la sierra y patatas asadas no se le resisten. Todos ellos regados con vinos de una amplia bodega.

Calle León Benítez, 21

Balma

«Una cocina innovadora en Palma del Río que nadie antes se ha atrevido a hacer pero nos hemos dado cuenta de que el público tenía ganas de algo fuera de lo común», es lo que hacen en Balma segun su chef, Rafael Lora. Su carta concede protagonismo a la pizarra de sugerencias que mima el producto de temporada. No faltan las ensaladas o la mazamorra, algunos de sus platos más demandados. Igualmente, incluye el paté de ave casero al Pedro Ximénez con naranjas de la tierra que ha sido un éxito entre las novedades. Sus croquetas de variados ingredientes o el cochinillo a baja temperatura con un poco de pimienta rosa y canela también están en la selección de favoritos. Y como destacados del chef su «risotto» de boletus con trufa o las bravas.

Avda. Santa Ana, 81

Mesón Damián

Desde hace más de tres lustros es uno de los establecimientos con más encanto de Palma del Río.Su horno de leña de encina es uno de los principales reclamos para los amantes de la carne a la brasa.

Pero como no sólo de carne vive el hombre, también son especialidades de la casa el paté de puerro, el bonito con pipirrana, los revueltos, las chacinas y, por supuesto, el jamón ibérico de Pozoblanco.

Igualmente, hay hueco para los pescados frescos (lubina, mero, pijotas, boquerones) y mariscos. Como buen defensor de los matices y sabores de lo mejor de nuestras costas, su dueño, Damián Muñoz, apuesta por sencillas elaboraciones a la plancha, donde destaque la materia prima sobre todo.

Su cocina es tradicional y ortodoxa.Y para acompañar a estos irresistibles bocados en su bodega no falta el vino de Montilla-Moriles. Recurre también a productos de proximidad para elaborar dos de sus platos más codiciados: el salmorejo y el bacalao marinado con naranja de Palma del Río.

 Av. Pío XII, 9

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