Kiosko Alfaro cumple cien años con sus tapas populares y su coriburger

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Uno de los lugares más representativos de la villa de Coria del Río es su magnífico parque Carlos de Mesa. Situado en un lugar privilegiado donde su albero se mezcla con el paseo fluvial que bordea la orilla del Guadalquivir. Es aquí donde existe un curioso bar que transmite tradición coriana desde 1916.

El Kiosko Alfaro fue fundado por José Alfaro Solís y Juana Martínez Córdoba, aunque a día de hoy los encargados de llevar este negocio centenario son su nieto, José Joaquín Alfaro, junto a su mujer, Herminia Escacena. «Lo abrió mi abuelo como trabajo para verano y cerraba al final de la Feria de Coria. Era un establecimiento más enfocado a la época estival, abriendo los sábados y domingos.

Durante el resto de la semana se dedicaba a vender verduras en la plaza de Abastos», cuenta José Joaquín Alfaro.

«La estructura original del quiosco tenía seis lados, pero mi abuelo que era carpintero de profesión, lo remodeló en 1940. Aún se conserva el techo original de madera del primer bar», añade.

Fue a mediados de los años 40 cuando tomó el testigo del Kiosco Alfaro el hijo del fundador, Joaquín Alfaro Martínez, con la ayuda de su esposa, María Tiravit Pérez, y junto a sus tres pequeños, José Joaquín, Rafael y Juan María. «Mi padre ha sido una persona polifacética. Era poeta, actor de teatro y músico; de hecho fue el compositor del Pasodoble de Coria del Río que lo grabó el Regimiento Soria nº 9, banda de música sobradamente conocida en Sevilla», explica con orgullo el actual propietario.

«Era un hombre muy trabajador, pues además del bar tenía una tienda de comestibles y una frutería. Pero era el bar lo que tenía más éxito y no podía hacer frente a todos los establecimientos a la vez», comenta emocionado.

Fue así como el negocio del Kiosko Alfaro seguiría adelante, convirtiéndose en una tradición familiar e histórica de la localidad ribereña. Desafortunadamente, Joaquín Alfaro Martínez arrastró una larga enfermedad que lo incapacitó para seguir el frente del negocio.

En este punto, su mujer y su hijo menor, Juan María, tuvieron que sacar fuerzas de flaqueza e intentar que el exitoso bar no tuviera que cerrar. «Mi madre era una mujer luchadora y trabajadora. Supo compaginar su negocio con la enfermedad de mi padre y el grave accidente que sufrió mi hermano Juan María. Fue una etapa dura donde mi otro hermano, Rafael, y yo tuvimos que sacrificarnos muchísimo para sacar el Kiosko Alfaro adelante. Aunque parezca mentira, fue una de las épocas más fructíferas del bar», explica José Joaquín. «Finalmente mi padre murió y a mi hermano Juan María el accidente lo retiró de poder continuar en el bar. Así que tomé las riendas del negocio familiar».

Época dura

Tras una época dura, el Kiosko Alfaro pasa por uno de sus mejores momentos. Los responsables de este reflote han sido los hijos del actual propietario. José Joaquín Alfaro Escacena, más conocido como Kinichi, y su hermana Mª Ángeles Tejeras Escacena, a la que todos llaman Cori, Tras pasar por una dura etapa familiar decidieron entregarse al cien por cien al negocio de sus padres. Esta nueva generación tenía ideas frescas y originales, que tras crear nueva carta repleta de recetas propias, están cosechando un éxito sin precedentes.

«Sabía que el bar tenía mucho más potencial, así que mi hermana y yo nos pusimos manos a la obra para ofrecer nuevas recetas basadas en comidas muy populares, como son las hamburguesas, los costillares o las tostas», cuenta Kinichi. «La coriburguer y la kiniburguer son de los platos más demandados, pero el cliente también puede encontrar recetas más tradicionales con albures, ya sean a la lata, fritos o en adobo» explica el más pequeño de los Alfaro.

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