La ruta de tapas de Vicky Luna

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«Para mi ruta, necesito empezar a mediodía (sin hora determinada de recogida) y buen tiempo para acompañar el “pateo” que implica recorrerse el Centro»

Mi ruta ideal de bares por Sevilla tendría que incluir varias características esenciales: mezclar la tradición y la “solera” con el rollito “cool”; empezar al mediodía (sin hora determinada previa de “recogida”) y buen tiempo para acompañar al “pateo” que implica recorrerse el centro de nuestra ciudad.

Empezaría cerca de la catedral, en la calle Mateos Gago, y tomaría la primera cerveza fresquita en el mítico Las Columnas, porque es de esos bares en que te ponen la caña sin preguntar, los camareros son unos artistas de esos de tiza tras la oreja que apuntan la cuenta en la misma barra, y puedes acompañar lo que te tomes con uno de los mejores montaítos de pringá que hayas probao en tu vida.

Después, paseíto hasta la Plaza de El Salvador para tomar la segunda birra en la calle (aquí no importa el bar, cualquiera te la sirve fresquita) y la segunda tapa en la cafetería La Universal, donde el ambiente es a medias pijo/jipi y mezcla de estudiantes universitarios y trabajadores “yuppies” de la zona. Me gusta porque me trae recuerdos de la época de la facultad; las tapas están buenas y bien de precio.

Después me adentraría en La Alfalfa y me sentaría al fondo de un callejón donde está el pequeño restaurante Habanita, que es muy recomendable para los vegetarianos, pero que a mí me encanta por sus especialidades extraídas de la gastronomía típica cubana.

Tras el almuerzo, lo suyo sería tomar un café en el Alfalfa 10, pero por desgracia este local desapareció hace un par de años… me encantaba por sus tartas y por el ambiente, que era un muestra bastante significativa de esa mezcla que comentaba entre lo tradicional y lo cool o “modernito” sevillano. Como esta cafetería ya no existe, optaría por bajar el arroz con frijoles dando otro paseo, atravesando el centro hacia la Alameda, y haciendo la parada para el café ya junto al cine, en el Naima, donde puedes escuchar el mejor jazz mientras descansas un poco de la cantidad de tapas y cervezas que llevas en el cuerpo.

Lo más probable es que a esta hora a alguno le apetezca el primer cubata, pero yo seguramente me metería a ver una película, porque al salir del cine Alameda ya sería la hora perfecta para la primera cerveza de la tarde/noche… y vuelta a empezar.

Una tapa en los veladores del Casa Paco podría ser el enlace perfecto de la tarde con el comienzo de la noche; todo está muy bien de precio aquí, con una variedad considerable, muy rico, y es agradable sentarse en las mesas de fuera, incluso en invierno.

La siguiente parada la haría en La Madraza, ya muy cerca de la calle Feria, aunque es posible que no haya sitio, siempre está lleno! Porque hacen unos platos estupendos y no pasan desapercibidos para nadie, claro. Si no encuentro hueco aquí, me iría a la Ilustre Víctima, que está muy cerquita, un sitio que me encanta. Se está muy a gusto porque el techo es bastante alto, lo cual ayuda si hay fumadores y hace frío para estar en los veladores… Las tapas son originales, gran variedad de salsas para acompañar a las papas, por ejemplo, además de un abanico de platos de cocina autóctona e internacional. Si ya has cenado, también puedes venir aquí a tomar una copa, o tomarte la primera después de cenar. El ambiente suele ser muy bohemio, aunque eso te lo encuentras en cualquier local de la zona.

Ya después de esto entraría de lleno en el ambiente nocturno desandando mis pasos de vuelta a La Alameda, y me tomaría un cubata en el Café Central. Es uno de mis preferidos porque tiene un ambiente muy variado, sueles cruzarte allí a cualquier personaje del mundo artístico, o reencontrarte con tus amigos de toda la vida, y es agradable tanto dentro como fuera, junto a la puerta, donde la clientela de este bar se mezcla con la del Habanilla, que está justo enfrente.

Para terminar la noche, iría al Utopía, también en la Alameda, muy cerca del antiguo La Bruja, donde suelen pinchar música buena y variada y, si no está muy “petado”, puedes pegarte un buen baile. Si por el contrario me quedo con ganas de bailar, entonces la última copa me la tomaría en la calle Torneo, en la sala Malandar, donde con suerte no te cobran la entrada y suele haber buenos días y buen ambiente.

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