Taberna El Coto, un clásico cordobés ahora en Málaga

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Poco podían imaginar los fundadores de El Coto, los hermanos Ramón y José Arranz, que los malagueños acabarían comiendo sus populares ‘capotillos’, una suculenta combinación de pimientos del piquillo, ventresca y pan tostado que durante 40 años fueron santo y seña de esta taberna cordobesa.

Un traslado a Málaga que se gestó en 2015 con la apertura de esta taberna hermana de El Coto y que se materializó definitivamente tras echar la persiana en Córdoba hace menos de un año en busca de nuevos aires.

Quienes paseen hoy por las inmediaciones de la calle Larios, en Málaga (calle Esparteros, 5), pueden adentrarse en una réplica de El Coto donde, como en el primitivo establecimiento cordobés, se siguen sirviendo sus famosos champiñones a la plancha, su solomillo con salsa chimichurri, su salmorejo o su bonito del norte en escabeche, además de los consabidos ‘capotillos’, todo un homenaje al mundo taurino.

El propietario del establecimiento, Ramón Arranz (hijo de José), certifica que El Coto malagueño se trata de “una réplica exacta” de la taberna de Córdoba, donde “incluso se han colocado, una a una, las más de 400 fotografías que colgaban de sus paredes”. La mayoría de ellas, de temática taurina y también cinegética.

No es casualidad que El Coto fuera sede de un club de cazadores cuando se fundó en 1972. “Allí se reunían los cazadores para hacer los sorteos de las monterías”, rememora Arranz, cosa que acabó dándole el nombre.

Eso, y la excelente carne de caza –venado en salsa serrana, perdiz encebollada, jabalí en adobo– que se cocinaba lentamente en sus fogones. Carne de caza que sigue teniendo un sitio de honor en la nueva carta, junto a los grandes éxitos de la taberna cordobesa.

No obstante, según explica Arranz, el traslado a Málaga ha propiciado la ampliación de la carta con especialidades típicamente cordobesas que, sin embargo, no formaban parte del menú primigenio de El Coto, como el rabo de toro o el flamenquín, y que tienen gran aceptación entre malagueños y turistas, así como entre los numerosos cordobeses que visitan asiduamente la capital de la Costa del Sol. La cercanía del mar también ha facilitado la incorporación del pescado, que en Córdoba no se servía, como recuerda el propietario.

Por su ubicación, en el entorno de la principal arteria de la ciudad, una gran parte de la clientela de la nueva taberna está compuesta por turistas, quienes “se dejan aconsejar a la hora de pedir” y, tal como señala Arranz, disfrutan especialmente con las carnes ibéricas y con la caza.

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