Casa Román y Las Teresas, dispuestos a reanimar el Barrio de Santa Cruz con su vuelta

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Son dos de los establecimientos señeros de Sevilla, dos guardianes de la hostelería más clásica y dos ejemplos de restauración tradicional ajena al paso del tiempo. Las Teresas y Casa Román acaban de anunciar su inminente regreso, una decisión llena de arrojo ante un clima tan incierto como hostil: a la falta de turismo se suma la obra de la calle Mateos Gago, que ha dejado al barrio de Santa Cruz sumido en el más absoluto de los silencios.

Después de mucho meditar durante largas mañanas de debate y compadreo, Luis Sánchez y Antonio Castro han decidido echarle valor a a la cosa. El primero reabrirá Las Teresas el martes 8 de septiembre, mientras que el segundo regresa con Casa Román el próximo 15 de septiembre.

Antonio Castro y Luis Sánchez en Las Teresas

“Locomotora del barrio”

De momento están poniendo a punto sus negocios para que todo esté listo el día de la vuelta. “Los vecinos, trabajadores y comerciantes de la zona ya han visto movimiento en nuestros locales y nos preguntan con curiosidad si abriremos pronto”, indica Luis Sánchez, quien asegura que pretenden convertirse en locomotora de un barrio que necesita recobrar vitalidad.

Aunque toda la hostelería ha sufrido el varapalo de la pandemia, la de esta zona de Sevilla padece otro mal incluso peor: “No nos cabe duda de que las obras de Mateos Gago están afectando más al Barrio de Santa Cruz que el Covid-19”, subraya Luis Sánchez, convencido de que el punto neurálgico monumental de Sevilla está “mucho más apagado” que el resto de calles del centro.

Las obras de Mateos Gago está previsto que se prolonguen hasta el próximo mes de marzo, aunque el sector está en conversaciones con el Consistorio y hay intención de acelerarlas con el fin de concluirlas en Navidad. “El Ayuntamiento nos escucha, no podemos decir que no lo haga, pero el día a día del barrio y sus negocios es el que es”, sostienen. Solo en Mateos Gago y las calles aledañas hay más de 500 profesionales de la hostelería en un ERTE.

Uno de los pocos que se atrevió a abrir en pleno agosto fue El Pasaje, que cuenta con dos establecimientos en Pasaje de Vila y un tercero en Santa María la Blanca.

“Compromiso con Sevilla”

Casa Román

Tanto Luis Sánchez como Antonio Castro son conscientes de que ahora no es momento de grandes expectativas, sino de cumplir con el compromiso que tienen con Sevilla. “Sabemos que vamos a pérdidas estos meses pero tenemos que hacer algo”, lamentan. Ambos llevan en Santa Cruz casi toda su vida y viven en la misma casa en la que nacieron. Forman parte de esa vieja guardia que permanece en un barrio entregado al turismo y saben que deben tomar la iniciativa para rescatar su original esencia. “El barrio está por encima de todo y tenemos un gran compromiso con él”, insiste Antonio Castro. 

Bodegón de Las Teresas

Una historia común

Luis Sánchez y Antonio Castro en Casa Román

Estos dos restauradores tienen un asombroso paralelismo en sus vidas. Los padres de ambos llegaron a Sevilla en plena adolescencia procedentes del pueblo salmantino Guijo de Ávila, una pequeña pedanía de Guijuelo. Se convirtieron en tenderos y con el tiempo compraron dos establecimientos en el barrio de Santa Cruz que tenían más de tienda que de taberna.

Poco a poco, la barra destinada al picoteo fue ganando espacio al mostrador del colmao y tanto Las Teresas como Casa Román comenzaron a parecerse a lo que hoy son.

Pero los paralelismos de estos dos restauradores no concluyen ahí. Hijos de madres sevillanas, también coincidieron en la primera orientación que dieron a sus vidas y fueron compañeros en la carrera de Aparejadores, e incluso compartieron un primer trabajo en el que se les dio de alta como “peones ordinarios”, recuerdan con cierta sorna.

En un momento de sus vidas tomaron el testigo de sus padres y se pusieron al mando de estas dos bodegas centenarias, cuyas raíces se hunden en la segunda mitad del siglo XIX y que hoy son referentes del buen tapeo en el casco histórico de la ciudad. Ahora son vecinos, amigos y propietarios de dos de las tabernas con más solera de la ciudad, en las que apuestan por los ibéricos sin disimulo.

Ambos establecimientos reabrirán con su horario habitual y su carta de siempre, respetando las limitaciones de aforo, la distancia social y con todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de su público.

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