Bodega Vargas fue fundado por Manuel Vargas, quien dedicó su esfuerzo e ilusiones a esta casa de comidas. Hoy, llevan las riendas sus hijos Víctor Manuel y Remedios y el marido de ésta, Enrique, que mantienen la esencia de Bodega Vargas. Las estrellas de la pizarra son los garbanzos con menudo, la carne con tomate y el higadito de pollo en salsa. Casi nada. No desmerecen tampoco la sangre encebollada, las espinacas con garbanzos, las salchichas al vino o tapas frías como el boquerón en vinagre o el atún encebollado.
Todo servido con el mejor de los tratos y en un ambiente envidiable, sobre todo en la terraza. «Nadie se quiere ir de aquí cuando empezamos a recoger», asegura Reme a GURMÉ Sevilla.
Los enamorados de los caracoles tienen aquí parada obligada. También quienes busquen las cabrillas con tomate.
Y para regar, «una de las mejores Cruzcampo de Sevilla», presumen. Helada y servida en vaso de sidra. Siendo bodega, cuidan también los vinos y triunfan el vermú y la manzanilla en la barra. Bodega Vargas tiene la zona de barra, donde se pueden meter a entre 30 y 40 personas, una terraza llena de vida y un pequeño reservado con mesas altas para 20 clientes que se puede reservar -grupos grandes-.