Confeticakes: desde Espiel decorando pasteles, tartas y dulces por todo el mundo

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No tienen nombre definido. Se le podría llamar pizquitos. Se les podría llamar virutillas. Pero la empresa que los fabrica en Espiel ha decidido bautizarlos como confetis. Y son esos pizquitos, virutillas o confetis de azúcar que adornan multitud de dulces y pasteles de todo tipo y condición, también helados. Piense ahora en cualquier marca de bollería de gran renombre en España. En cualquiera. Todas cuentan con la decoración de confetis hecha en la provincia de Córdoba por Confeticakes, que además al año produce en general hasta 350 toneladas de este producto, de las que el 70% se exportan a países como Italia, Bélgica, Holanda o Alemania. Esto equivale a que desde Espiel se decoran los dulces de las principales industrias Centroeuropeas y españolas.

Tal cual.

Confeticakes está dirigido por Juan José Domínguez y su esposa Luz Mar del Rey, y cuentan con Ulrich Maiworm como socio. ¿Cómo ha surgido empresa tan especializada y en principio tan llamativa por peculiar en la zona? La historia se remonta a 1992, en las primeras etapas de la llamada globalización. Una empresa alemana, situada en Calw, pequeña localidad de la Selva Negra, decide en esos años abaratar costes de producción y mano de otra trasladando parte de su estructura a España, y en concreto a Villanueva del Rey, en Córdoba. Y en esa empresa trabaja la pareja durante muchos años hasta que en sus seno se produce la venta de la matriz a otra compañía. Y tras esos movimientos a gran escala «una mañana me levanté, y debía haberme dado un golpe en la cabeza, porque decidí montarme por mi cuenta», bromea Domínguez.

Dicho y hecho. Y el lugar escogido fue su pueblo natal, Espiel, donde además reconoce que ha recibido un gran apoyo por parte del Ayuntamiento. El responsable de la empresa decide además prescindir de todas las otras líneas y productos de aquella en la que trabajó, para quedarse en exclusiva con los confetis de azúcar. Así nace Confeticakes, en 2014, «como una empresa completamente familiar, con cuatro empleados: mi mujer, mi cuñado, su pareja y yo». Hoy día son ya quince trabajadores. Y se trata de una de las pocas industrias que fabrican este producto en el mundo, «en total debe de haber cinco o seis».

Pero la especialización no sólo fue en estos confetis de azúcar, sino que se decantaron por los de calidad superior, sin gluten, libres de alérgenos, adaptados a normativas rigurosas de fabricación y control de carácter internacional y específicas del ámbito alimentario. E incluso últimamente con parte del producto de carácter biológico, pues esa demanda también ha llegado hasta a los pizquitos.

Los confetis adoptan diversas formas, ya sea de estrella, tréboles, patos, delfines, mariposas, lunas, letras…o bien de caritas de personajes famosos de dibujos o de elementos característicos suyos (un ejemplo es la estrella de Sheriff de Woody, protagonista de Toy Story). Todo esto se consigue con máquinas extrusoras, «y por decirlo de alguna manera es parecido a la fabricación de la pasta aunque con modificaciones importantes en la maquinaria», detalla Domínguez, que añade además que tienen una línea estándar, en la que los pizquitos son más duros, y otra blanda, «con una textura parecida al chocolate». También hay línea sin azúcar y la ya comentada biológica.

Al principio casi toda la producción se exportaba a Italia y Centroeuropa, con países como Alemania, Bélgica y Holanda a la cabeza. La diferencia era abismal, y Confeticakes dedicaba al mercado nacional quizá un 1%. Tras unos años de trabajo «conseguimos introducir la idea en el mercado español, que ahora supone un 30%». Esto es gracias a que va proliferando la elaboración de tartas en los hogares, con la consiguiente decoración.

Así que cuando vean un pastel, postre, bollo o tarta de grandes marcas decoradas con pizquitos/virutillas/confetis, sepan que proceden de Espiel.

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