Gastrorruta por... El Tablero

La zona de El Tablero se ha consolidado en la última década como una de las principales arterias gastronómicas de la ciudad. En concreto, calles como María La Judía o Dolores Ibárruri han dado la razón a los hosteleros y chefs que apostaron en su día por un nuevo centro del buen comer local.
Allí han proliferado, sobre todo, establecimientos en cuyas cocinas predomina la creatividad y ciertos toques de autor y vanguardia, alejándose (en el mejor sentido) de los clásicos de los fogones cordobeses.
Uno de los casos más evidentes es el de Antonio López en Tellus (María La Judía, 1). Es un restaurante que recoge la herencia de la cultura del Valle del Guadalquivir y la expresa en el siglo XXI. La suya es, además, una cocina de temporada, saludable. chef. Suyos son impactantes platos de tierra, mar y aire, como: croquetas semilíquidas de jamón ibérico; chipirones relleno a la brasa con su salsa de tinta; o su ya popular torrija empanada en leche fresca caramelizada acompañada de sorbete de coco..
Uno de sus vecinos más conocidos es Terra Olea (María La Judía, 14) . Paco Villar es el chef a la cabeza de este proyecto, que reformula con respeto las cocinas autóctonas y presenta una carta llena de referencias que despiertan la curiosidad del comensal, y que cambia cada tres meses.

Sus croquetas de leche de oveja o su postre llamado “Chocolate, chocolate, chocolate” son ya dos de las sensaciones de la temporada entre los foodies, que le han dado su bendición votando a Terra Olea como el Mejor Restaurante de Cocina Creativa en los IV Premios Gurmé Córdoba.
También merece la pena hacer una visita al tercer local que ha abierto el Grupo La Siesta (María La Judía, 6). Son unos enamorados de la cocina de fusión con otras culturas, por eso en su carta hay una amplia variedad de platos de la cocina española, mediterránea y asiática.
No defraudan sus tostas, el carpacico, el flamenquín, sus patatas bravas o algunos de sus panes bao (de atún o de rabo de toro). Ahora bien, si nos metemos en materia más seria, no nos arrepentiremos si incluimos noodles, risottos, ensaladas o woks.
Uno de los últimos en llegar a la zona es Ultramarino Gastrobar (Calle Dolores Ibárruri, 29) . Surgió con el objetivo de ofrecer productos de calidad, con elaboraciones creativas e informales conformando así una oferta gastronómica dinámica y divertida. Es la parte o versión más canalla de Bodegas Trasmallo en la que sus comensales disfrutan a partes iguales de su cocina, así como del divertido, colorido y ecléctico local.
En su propuesta gastronómica, recomendaciones o sugerencias hay muchas y muy diferentes, empezando por el atún rojo (en forma de tartar o tataki); y siguiendo con pura cocina de corte internacional en un viaje que va de América a Asia, con parada en Italia. Buenos ejemplos son los tacos; noodles, ñokis, rissoto e incluso un falso rissoto de setas trompetas negras y confit de pato.
En efecto, su “hermano mayor” está ubicaco en el local contiguo . Los hermanos Óscar y Alberto Ceular son los artífices de este nuevo concepto de taberna. Su carta está llena de especialidades a base de pescados, mariscos, carnes y guisos, una cocina tradicional de mercado, con una excelente materia prima, y con mucho sabor.
Bajo de Guía (Conchita Citrón, 2) se caracteriza por sus raíces mediterráneas con toques orientales. Destaca de su amplia carta la variedad de mariscos y pescados, los arroces para disfrutar en pareja y las carnes de los mejores rincones de España. Su propuesta, en resumen, se fundamenta en una cocina de toda la vida.
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