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Casa AntonioEn Casa de Antonio, una garantía

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Dicen que algo debe de tener el agua cuando la bendicen. Algo parecido podría pensar quien se haya asomado esporádicamente al Casa Antonio situado en Cruz de Juárez desde el año 2006. Quien lo haya frecuentado lo podrá confirmar y, a buen seguro, dirá que ese algo es un conjunto de factores que lo convierten en un gran asador, al nivel de cualquiera de los más renombrados: llenos permanentes hoy, pero también a lo largo de los más duros años de la crisis son una prueba irrefutable de calidad y buen hacer.

Fue en junio de 2006 cuando Antonio Díaz Peñas, profesional de larguísimo recorrido y curtido en mil batallas, decidió dar un salto mortal y fundar Casa Antonio.

Antonio no es sólo un hostelero experto. Es también un enamorado de la hostelería, un hombre que disfruta al frente de su restaurante, cuyo objetivo es el disfrute de quienes le visitamos con mayor o menor frecuencia. Tiene además la inmensa fortuna de tener una familia estupenda con una pasión compartida. Sus hijos Sofía y Antonio, siempre al pie del cañón, trabajadores al máximo y siempre atentos al buen funcionamiento de la sala y la barra; y por supuesto su mujer Manoli, motor de la familia y siempre dispuesta a que el servicio sea óptimo.

Es Casa Antonio un restaurante donde la carne tiene un papel central. Imperdonable por supuesto no empezar con su magnífico jamón Jarote, de Villanueva de Córdoba, soberbio y de primera calidad; también a gran nivel el carpaccio de boletus y para los más atrevidos los riñones de lechal, un verdadero manjar. Los amantes de la carne roja están en un lugar en el que se trabaja un gran producto, pero quienes disfrutarán especialmente son los aficionados al cochinillo, al cabrito y, para mí lo mejor de la carta, el lechazo. Cochinillo segoviano auténtico, cabrito traído de Andújar y ese lechazo de raza churra procedente de Aranda que nada tienen que envidiar ni en calidad ni en mimo en su preparación a nadie.

Pero no sólo de carne vive el visitante de Casa Antonio. Aunque la carne sea la estrella, los aficionados al pescado tienen opciones muy satisfactorias, entre las que destaca el tartar de atún. Su bodega brilla a muy buen nivel, con una amplia carta que recorre una gran parte de las denominaciones de origen españoles, a precios sensatos: les animo a disfrutar de sus botellas magnum que sin duda Antonio les ofrecerá. Los postres son digno ejemplo de lo que es el restaurante. Todos caseros, sin concesión a ningún preparado industrial. Destaca la tarta de queso, el tocino de cielo y, por encima de los demás, el brownie con helado de vainilla, colofón inexcusable de una gran comida en Casa Antonio.

En suma, un muy buen restaurante, con un personal eficiente que lleva mucho tiempo con Antonio: en la cocina Paco y Carlos, y en la sala Jose, Rafa y los Juanes comparten la aventura con Antonio prácticamente desde los inicios. Un lugar muy recomendable.

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