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Restaurante AlmudainaLa Almudaina: la sucesión es posible

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En 1989 Edelmiro Jiménez se hace cargo del restaurante La Almudaina en plena puerta de la Judería de Córdoba. Tras muchos años de trabajo, dedicación y habiendo alcanzado un gran éxito profesional decide dejarlo en manos de sus hijas María del Mar y Sonia que son ahora las receptoras de la llave. En un mundo tan complicado para la mujer, han sabido coger el testigo de su padre no sin un gran esfuerzo donde los comienzos fueron duros, con muchos prejuicios en un sector tan masculino que gracias a Dios va cambiando.

El restaurante tiene actualmente una carta basada en alguno de los platos con los que comenzó, santo y seña de este lugar, actualizados y basados en una excelente materia prima y otros de nueva incorporación.

Para comenzar, una mazamorra con sardina ahumada y granada. Plato espléndido al llegar a la mesa, magnifico colorido en la presentación. Buena textura, con un sabor muy intenso a almendra pero sin hacerse pesada. La granada le da un toque ácido que hace que logre un buen equilibrio. Agradable toque el del ahumado de la sardina al plato.

Ya empiezan los tomates a estar presentes en nuestras mesas. Continuamos pues con un «gazpacho colorao» con helado de albahaca. Es un gazpacho que se puede beber, y así debe ser en mi modesta opinión, ligero y refrescante donde esta acuosidad no viene tocada por el pan que seria un espesante. Esta desnudez de tomate, ajo vinagre y aceite tan acertada viene vestida por trocitos de pepino, pistachos que aportan el toque crujiente y un muy acertado en tamaño y gusto helado de albahaca, dando aroma y frescura. ¿Por qué no dejamos toda esa serie de bebidas isotónicas/azucaradas que son pura química y que tanto daño hacen a nuestra salud y no tenemos una buena jarra de gazpacho en la nevera repleta vitaminas y sales minerales?

Un plato emblemático, de siempre, el lomo de bacalao al ajo tostado. Plato elegante con notas de dulzor por la salsa de tomate en la base, contrarrestado por ese ligero toque picante del alioli con que se presenta gratinado. Perfecto punto del cocinado del pescado, además de la calidad en si del producto.

Llega a la mesa una perdiz escabechada a la antigua con asadillo de pimientos y encurtidos que tan bien le van. Me llega a la memoria el sabor de ese escabeche de pavo y que tan grato recuerdo tengo en mi memoria, que hacía en Ciros esta familia de extraordiarios restauradores antes de que se desdoblara el equipo de cocina para abrir el restaurante que nos ocupa hoy. Un poco seca queda el ave, sugeriría menos cocción y añadir algo del jugo resultante del escabechado.

Nos abren la ventana para que entre esa preciosa luz del mes de mayo… la mujer compensa con su actitud luchadora y detallista, reparando en cosas «que muchas veces no son prioritarias para los hombres».

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