La Taberna de AlmodóvarLa Taberna de Almodóvar

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Hace apenas unos meses abrió en la calle Benito Pérez Galdós, prácticamente en la esquina con Gran Capitán, en pleno centro y en el local en el que durante mucho tiempo estuvo abierto el conocido El Buey, la Taberna de Almodóvar, que no es una sucursal de la que durante muchísimo tiempo disfrutamos en Almodóvar del Río, sino la misma taberna notablemente mejorada. Angel Sánchez y su familia han trasladado su magnífico restaurante y el resultado no puede ser más satisfactorio.

Era, y sigue siéndolo, un referente de la comida tradicional, casera, de la provincia, un lugar donde disfrutar de sabores clásicos, recetas de toda la vida resueltas con brillantez. Tiene una amplia carta, en la que tienen más importancia las carnes que los pescados y un amplio abanico de ensaladas, entrantes y verduras -destacan las impresionantes y célebres croquetas-, y siempre algunas muy interesantes ofertas fuera de carta, entre ellas unas soberbias almejas en una salsa que pide mojar el pan y la paletilla de cochinillo, fabulosa.

No peores son las carnes rojas ni la estupenda perdiz de campo encebollada con un punto de escabeche.

No creo exagerar si digo que sus propietarios veneran el producto y cuidan la materia prima, siempre de primera calidad.

El local, dedicado a la restauración desde hace muchos años y en el que no se ha realizado una gran obra de reforma, es amplio y agradable, decorado de modo sobrio en tonos blancos que lo hace sumamente confortable. Es de destacar el impecable servicio de mesa, capitaneado por el propio Ángel y un plantel de camareros profesionales y eficientes, viejos conocidos muchos de ellos por los habituales de los locales del centro: dan la talla en todo modo momento, sin atosigar al comensal pero siempre pendiente de él.

Si el restaurante tiene algún punto débil, o mejor dicho es menos sobresaliente, es la carta de vinos. Todos los que están son pero es quizá una selección un tanto anticuada y poco abierta a nuevas propuestas de los bodegueros nacionales. Tienen ahí un campo en el que trabajar para hacer una carta ciertamente redonda.

Muchas veces nos preguntamos cuáles son las claves para que un restaurante funcione, atraiga al público, éste salga satisfecho y vuelva. No soy capaz de responder a esa pregunta que constituye la piedra filosofal de la hostelería. Pero disfrutando de una comida en la Taberna de Almodóvar, en un local en el que languidecieron otros restaurantes, sí puede concluirse que el amor de sus dueños por su negocio, el trabajo duro y en persona, la adecuada selección del personal y el compromiso con el mejor producto son buenos avales para conseguir el éxito. Todo ello lo tiene esta estupenda taberna, que promete convertirse en un éxito rotundo.

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