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Venta El CarritoVenta El Carrito: «Alcalá de los Carritos»

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A la magnífica Alcalá de Guadaira que tantos nombres tiene: Alcalá de los Panaderos, Alcalá de los Molinos, nosotros la rebautizamos, tras haber comido en esta venta-restaurante, como Alcalá de los Carritos. Porque Alcalá ya tiene otro monumento a donde ir.

Así es la Venta El Carrito

Venta de refrescos y chucherías en 1972, café bar en el 83 y un excelente restaurante de carnes en la actualidad. En la carretera hacia Gandul, donde Alcalá deja de ser ciudad industrial para volver a ser campo, a a pocos metros de la A-92 nos encontramos esta sorpresa. Una venta que de tal sólo conserva el nombre y el estar junto a una intersección de caminos, ya que su servicio, sus manteles, su cristalería, sus instalaciones son de restaurante de muchos tenedores.

El centro sobre lo que gira El Carrito es una magnífica parrilla que dirige con maestría su propietario al tiempo que, no me pregunten como, es capaz de dirigir las comandas de toda la sala, ir dando indicaciones sobre servicio a sus jóvenes -y encantadores- camareros de blanco, y controlar de reojo cómo salen el resto de platos de la cocina. La venta tiene un salón terraza acristalado, un salón interior y un cómodo reservado para 10 personas que es donde tuvimos la suerte de ser acomodados.

Así son sus propuestas gastronómicas

De la comida podríamos hablarles mucho tiempo pero quiero llegar pronto a lo fundamental, a las carnes. Un pan de bollo calentito que hace justicia a Alcalá fue desapareciendo mientras tomábamos un jamón serrano de bellota, de verdad, de primera, unos albondigones de lomo de vaca, tamaño pelota de tenis, todo lo jugoso que podían estar para el tamaño que tenían, buenas croquetas caseras, unas chistorras recién hechas a la brasa únicas y una morcilla de arroz, cortada más fina de la habitual, suave y que desbanca a cualquier otra que hayamos tomado en Sevilla.

Y cuando ya casi levitábamos se hizo la luz en forma de un chuletón de vaca rubia del que nos acordamos cada día al despertar desde entonces. En vez de Alcalá esos sabores y esa preparación nos tele-transportaron al norte de España. Por si fuera poco la guarnición de patatas bien fritas, con una agradable compañía de pimientos asados, superó también nuestras expectativas.

Entre los postres tienen varios flanes caseros y nosotros optamos por el de huevo tradicional que, aparte de tenerlo que rescatar de entre la nata que lo cubría, estaba de primera.

Salimos convencidos de que nuestras excursiones dominicales, que por rutina suelen dirigirnos al Aljarafe, deberán cambiar con más frecuencia hacia aquí, porque hemos encontrado uno de los mejores restaurantes de carne de Sevilla fuera de Sevilla.

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