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PaladaresTapeando al borde de Sevilla

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¿Quién dijo que Sevilla no tiene costa? Ahí está Triana para ofrecernos su paseo marítimo, la Ronda de Triana. Una especie de parque temático frente al río, a las afueras de la ciudad, donde se respira el olor de la salazón, el lúpulo y la escama. Un festival de bares y restaurantes desde el Patrocinio y La Cartuja hasta el Tardón. Toda una circunvalación que en realidad es un inmenso mostrador a modo de malecón donde rompen el Aljarafe y el rio.

En esta zona mientras alguien no lo solucione, no aparca ni dios. Aún así – no se pregunten cómo- aquella avenida está hasta las trancas. Ya sean “recortaos” (funcionarios de Torre Triana) o cortados con mala leche (empleados y autónomos), la Ronda tiene una vida y una actividad envidiables.

Entre esta suerte –nunca mejor dicho- de bares que pueblan esta nueva ronda, hoy nos quedamos con uno reciente, Paladares. Allí, desde hace un año, Concha Bejarano y Pepe Álvarez nos ofrecen lo mejor de su cocina y de su paso por ese templo del buen comer que es La Blanca Paloma en Sevilla.

En un local algo impersonal, encontramos una carta de tapas híbrida entre lo moderno y lo de siempre. Rollito de lenguado con crema de zanahorias, mero con gulas al ajillo, bacalao a la crema de piquillos, pavías de bacalao, chocos… Una comanda donde se entremezclan cocina y mar sin descuidar la carne, como el solomillo con crema de champiñones, solomillo al whisky o la exquisita y recomendada milanesa de terneraa la mostaza así como los guisos del día.

Dan una gran Cruzcampo en vaso frío y mojado y además un vino de la casa, Señorío de Mendieta, fácil de beber y de pagar. Además para los exigentes y por el mismo precio te ponen Protos ¿qué más quieres Nicomedes? … para acompañar de unas huevas aliñás, generosamente bañadas, como sus papas, en el verdor del aceite de Los Raigones de Montilla. Tampoco es mala cosa, empezar con un vaso de gazpacho recién hecho, ojo.

En sus mesas, se sirven raciones o medias; por ejemplo revuelto de patatas con chistorras, solomillo ibérico trinchado con jamón o berenjenas con miel de caña. Tienen Pepe y Concha, un Verdejo de Rueda, Baluarte, que bien frío hace muy buenas migas (en tonto: maridaje) con unos arroces negros de chipirones en su tinta que sacan los sábados y en amarillo con pescado y almejas, los domingos.

En Paladares saben que la cosa está que arde y moderan los precios sin descuidar la calidad. ¿Les he hablado de los boquerones abiertos al limón? Pepe pelea por el género y conoce el pez-ojana a primera vista: ése que llega el martes pero lleva una semana de cuerpo presente. Por eso lo que Paladares ofrezca va a misa. Si no, prueben ustedes mismos.

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