Restaurante RaícesRaíces: Estrella inca

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se me quejaba una amiga que trabaja en la Puerta Jerez, y más concretamente en la Casa Yanduri, de una pareja de músicos andinos. Estos señores ataviados con su poncho y apañados de sendas flautas peruanas debidamente amplificadas, atacan alegres melodías como “Titanic”, “Soy rebelde”, “Eres tú”, “Yesterday”, “Dust in the wind”, “La misión”, “Ya no estás más a mi lado” o “Chiquitita”, entre otras. Así durante unas 10 horas, más o menos. Una juerga, vaya. Esta mujer, que debe estar tomando antidepresivos en tortilla, reconoce al menos la buena educación, el talante y las formas del dúo lacio del Altiplano. Nada que ver con los “artistas” que caminan a pie ligero, guitarra al hombro de velador en velador, vociferando rumbitas carcelarias con aspecto -muchos de ellos- de ser figurantes en la película “El vaquilla” o estar alojados en el hotel Ranilla, válgame el ripio.

Son nuestros gorrillas “chunguito”.

Peruano también es Danny Cárdenas, quien ya nos emocionó en Nazca. Ahora reabre lo que fue Binomio, en la Buhaira, para dar una vuelta de tuerca a su propuesta culinaria: Cocina Novoandina.

-¿Y eso qué es lo que es?

Pues es un revoltillo de cocina tradicional peruana con influencias de la gastronomía cantonesa y europea.

Hablamos del Restaurante Raíces en Sevilla, donde el local destaca por una decoración minimalista, con un amplio espacio dividido en cuatro zonas. Entre ellas, la barra denominada La Emolientería: unos sabrosos y curativos emolientes caracterizados por tener como mejunjes principales aguardientes y zumos vegetales. Y ya de paso un mojón para los anglicismos “coctelería” y “cóctel”. Porque aquí se habla un refinado, puro y dulce español, con acento limeño.

Esta carta de combinados es obra de Antonio Naranjo y está llevada a la práctica de manos de Humberto y Fernando, quienes dan al Pisco (bebida tradicional del Perú) un punto fresco e innovador, ideal para ir haciendo boca a las tapas de Cárdenas.

Un Ceviche clásico acompañado de un pisco sour con zumo de limón clara de huevo y sirope o un Tiradito limeño (sashimi con crema de ají amarillo) cortejado por un chasqui (pisco en Aguaymanto, kumquat y bitter Chuncho) son un buen comienzo. Haría falta un glosario, o mejor, un “Llosario”, en honor al nobel peruano, para definir los bellísimos términos de su carta: tequila reposado, papa a la huancaína, choclo, cancha, rocoto, mazamorra, crema de Ocopa…

No falten al Maki acevichado ni a los Niguiris de entraña de ternera. Si usted carece del valor explorador de Pizarro, puede decantarse por sabores más clásicos como sus Ensaladas de magret de pato o salmón; pero ¿de verdad que no me van a comer un Ceviche con sentimiento (pescado macerado, lima y ajís con cebolla morada) con una emoliente picante leche de tigre? Imperdonable. Y de postre: Selva negra con helado de Aguaymanto y una dulce Algarrobina… ¡oh!

Lo dicho, si quieren escapar, déjense llevar por el equipo de Raíces y volarán tan alto, como el cóndor cuando pasa.

Ver los comentarios