Antonio Roldán: «Si cada español comiera 500 gramos de carne de caza al año no habría que exportar»

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Carnicaza, que lleva desde 2003 en el sector, es una empresa familiar de Córdoba especializada en la carne de caza, cuya fábrica para el despiece y transformación de la carne está en Hornachuelos, que es la zona la zona de la provincia donde se realizan mayor número de monterías. El año pasado en esta época, plena temporada de caza, tenían noventa empleados, pero dadas las circunstancias, este año esa cifra se ha visto reducida a setenta. Número que aún puede reducirse más si las circunstancias no cambian.

Y es que, como afirma el gerente de Carnizaca, Antonio Roldán, «ahora mismo la venta está parada. Lo que se vende de carne de caza se suele ir a Alemania, Francia, Bélgica y Holanda a través del canal Horeca, pero como ahora todo está cerrado lo que estamos haciendo es guardarla y congelarla para cuando abra la hostelería.

Sólo un veinte por ciento de nuestra producción sale directa a supermercados». A pesar de la menor grasa y las proteínas de alto valor biológico que tiene la carne de caza frente a otras como, por ejemplo, el pollo, los españoles seguimos sin incluirla en nuestra dieta. Y eso a pesar de que cada vez nos preocupamos más por lo que comemos y su origen. «Cada vez se promueve más la carne ecológica, de animales criados en libertad, pero más ecológica que la carne de caza no hay. Y sin embargo «luego llegamos al supermercado y no la compramos. Y solo con que cada habitante de España comiera 500 gramos de carne de caza al año no habría que exportar», apunta Roldán.

Las posibles consecuencias serán medioambiental y económicas, según indica Antonio Roldán: «en breve nos encontraremos que problemas como el de la peste africana que transmiten los jabalíes irá a más porque con esta especie hay un problema de superpoblación preocupante. Además, si no hay caza se dejan de crear muchos puestos de trabajo en el entorno rural. Cualquier montería tipo necesita: veinte rehaleros, diez personas con los mulos, tres carniceros, secretarios… en total se crean unos cincuenta puestos de trabajo. Y si un fin de semana normal en Andalucía hay cien monterías, estamos hablando de cinco mil personas sin trabajo».

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