Direcciones imprescindibles para tomarse una cerveza helada en Córdoba

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Sobrevivir al calor estival en Córdoba es fácil si se sabe cómo. Al margen de piscinas y aires acondicionados, uno de nuestros mejores aliados (y excusa) para refrescarnos es una buena cerveza helada. Por eso, para evitar insolaciones os facilitamos las direcciones de los establecimientos cuya temperatura de la cerveza es fácil que roce lo helado.

Taberna El Poema

En su puerta lateral (Calle Alonso de Burgos, 2) hay un cartel que promete que su zumo de cebada está a -2 grados ¡Todo un prodigio! Copones y cañas de cerveza bien tirados, con la espuma justa y que entran solos gracias, en parte, a la compañía de cualquiera de sus tapas. Con cada consumición podemos dar buena cuentas de las especialidades de la casa: ensaladilla rusa, patatas bravas, salchichitas, mini hamburguesas, champiñones, salmorejo, montaditos y un largo etcétera.

Su rabo de toro también merece la pena.

Mercado Victoria

El  Mercado Victoria (Paseo de la Victoria, 3)cuenta con dos cervecerías muy aclamadas por sus habituales, sobre todo, por sus Cruzcampo, que siempre se sirven en su punto.

En concreto, el sistema Cruzcampo Glacial asegura una temperatura óptima de entre 0º y 2ºC, mientras que el sistema Orión garantiza una cerveza como recién hecha, ya que desde que sale de fábrica nunca pierde la cadena de frío.

Lo difícil es decantarse por alguno de los numerosos bocados que ofrece este mercado gastronómico a lo largo de sus puestos, que van desde riquísimas hamburguesas premium, a salazones, ahumados o encurtidos, pasando por la cocina asiática y mejicana, entre otros

Bar Correo

Lo de este local es un verdadero fenómeno de masas ¡nunca mejor dicho! porque de su interior salen auténticas riadas de incondicionales, caña en mano de la que se desprenden gotas de humedad

Después de casi 90 años abierto al público, uno de los mayores atractivos de la casa es su carismático actual dueño, Manuel Carrasco.

Con un concurrido y pintoresco local de no más de doce metros cuadrados, sus abuelos crearon el Bar Correo situado a la entrada de la calle Jesús María por la plaza de Las Tendillas. Su popularidad creció por momentos al no haber demasiados bares ni tabernas o casas de comida en la época. Pero sobre todo se dio a conocer por implantar la conocida tapa que, por aquel entonces, no era muy común. Y tanto entonces como ahora sigue llamando la atención la cantidad de «parroquianos» que se congregan en sus inmediaciones a disfrutar de su vino o cerveza.

Bar Pataya

Bar Pataya es la última y más reciente incorporación entre los establecimientos que circundan la céntrica Plaza de San Ignacio de Loyola (está ubicado en el número, 6). Ocupa el local del antiguo Bar Cafetería Pataya. Y es el nuevo proyecto de su dueño, Andrés Avilés, propietario también de la Taberna Porta Gayola, la Taberna Volapié y de El Gran Bar.

Las copas donde sirven las cervezas directamente salen escarchadas y su propuesta gastronómica es estupenda. No faltan el salmorejo, las patatas al pelotón, las milhojas de rabo de toro, las alcachofas al Montilla-Moriles o los ibéricos de la sierra cordobesa. Pero también ofrece generosas tostas, marisco fresco, y sus famosos cartuchitos tanto de pescaíto frito, como de berenjenas o mini flamenquines.

Taberna La Espumita

En las inmediaciones de la famosa Torre de la Calahorra (Calle Fray Albino, 15) es posible combinar una de las mejores panorámicas de la ciudad con el placer de disfrutar de una cerveza gélida. Junto al grifo glacial, ponen una gran champañera con hielo donde se colocan los recipientes en los que se servirá esta bebida.

Además, apuestan por un cuidado y selección escrupolosa de la materia, que acompañada de una esmerada preparación, da como resultado una carta basada en platos de la gastronomía tradicional andaluza. No faltan rabo de toro a la cordobesa, solomillo y presa ibérica del Valle de Los Pedroches, pescaíto frito,  tostas de salmorejo con anchoa del Cantábrico, surtido de ibéricos o sus riquísimas croquetas de arroz negro con ali-oli y de espinacas con suave toque de bacalao, entre otras especialidades.

Taberna Moriles 2 y 3

Este conocido establecimiento cuenta con dos sedes igualmente concurridas: Moriles 2 (Antonio Maura, 37) y Moriles 3 (José María Martorell, 14). En ambas se puede apurar una «rubia» bien fría, tirada con maestría y servida a dos grados bajo cero.

Además, los recipientes se enfrían. Sus tapas y raciones invitan a compartir y a alargar las citas familiares y entre amigos. Nadie se resiste a su salmorejo, ensaladas, pinchitos, surtido de ibéricos o pescaíto frito ¡puro arte delante y detrás de la barra!

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