Direcciones útiles para comer bien si vas al Festival Flora

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El derroche floral de Córdoba ya no pertenece exclusivamente al mes de mayo. Este año, del 18 al 27 de octubre la ciudad acoge la III Edición del Festival Flora. Esta muestra de arte floral efímero llenará de belleza algunos de los rincones más singulares. Artistas procedentes de Australia, Bélgica, China, Estados Unidos, Francia, Japón, México, Reino Unido, Rusia y Tailandia darán forma a las obras que expondrán en ubicaciones como el Patio del Reloj de la Diputación de Córdoba, Palacio de Viana, Palacio de Orive, Museo Arqueológico y Casa Góngora.

Además, es posible comer de lujo mientras se accede a estos enclaves. Cerca de Diputación está el Restaurante La Sastrería (Plaza Puerta del Rincón, 17). Es el lugar ideal para los amantes de la cocina artesana de fusión. La carta es obra del conocido chef Álvaro Salazar, con una estrella Michelín en su poder por su restaurante Argos en Port Pollensa de Palma de Mallorca.

Hijo de los dueños de La Sastrería ha elaborado un carta «artesana, viajera, fresca, en la que los productos y materias primas juegan un papel primordial». Incluye platos como el cochinillo crujiente glaseado con puré francés y brotes, callos de bacalao guisados al miso rojo,espárragos verdes y salsa XO, el taco Pibil, mollejas de cordero doradas, steak tartar cosido a mano o el Bao Burguer.

Lo último que ofrece este establecimiento a modo de menú degustación es su «Déjate llevar», un apasionante viaje alrededor del mundo a través del paladar.

Aunque si lo que preferimos es algo más informal, quizás debamos pararnos en La Taberna de Doce de Octubre (Calle Doce de Octubre, 5). Cuenta con propuestas más desenfadadas como todo tipo de embutidos y quesos, así como otras más elaboradas como salmorejo, boquerones en vinagre, revueltos, ensaladilla de gambas, solomillos de ternera, rabo de toro, carrillada ibérica y cochifrito, entre otros. También se atreve con la casquería: riñones y mollejas de cordero a la plancha, callos con manitas y sangre encebollada. Además, todo ello se puede maridar con una buena copa de vino Montilla-Moriles, de cuya D.O.P. tiene varias referencias a disposición del público.

Si nos trasladamos al Palacio de Orive, merece darse un paseo hasta la Plaza de la Magdalena. En este mítico enclave está situada La Taberna de La Abuela. En día a día no hay sorpresas: cocina de toda la vida, con fundamento y en la que las técnicas no opacan la calidad ni la frescura de la materia prima. Resultan deliciosos su salmorejo, ensaladilla rusa y patatas bravas. Y para quienes sean más de verduras, disponen de completas ensaladas y revueltos variados.

Igualmente son grandes protagonistas «Los platos de la Abuela», como las berenjenas con miel de caña, pinchitos de pollo, croquetas variadas, Huevos de la Abuela y flamenquín (de pollo o de lomo).

La carta la completan carnes bien tratadas. A saber: churrasco plancha, abanico ibérico, solomillo tataky y puntas de solomillo, entre otros bocados.

En el caso del Palacio de Viana, hay cerca un clásico donde comer:   El Rincón de Las Beatillas (Calle Ocaña, 4). Su cocina es tradicional, casera y 100% cordobesa. Es más que recomendable probar la carne de monte, el rabo de toro, el cochinillo y el cordero. Buena propuesta de platos y tapas, servidas con trato amable. Para acompañar la cerveza, recomiendan probar las japutas en adobo o las ancas de rana.

Pero lo que nos apetece es ver la creación floral del Museo Arqueológico, entonces no hay duda: hay que pararse a reponer fuerzas en  Bar La Cávea (Plaza de Jerónimo Páez). Cualquier hora es buena para deleitarse con sus especialidades, pero se trata de un lugar único para disfrutar de los atardeceres cordobeses. Su carta responde a una cocina casera y tradicional pero donde no falta un buen plato de jamón cortado con maestría y en directo, croquetas, patatas bravas, pescaíto frito. Los boquerones al limón, el «vitoriano», el adobo para la rosada, pero un adobo que no se hace en Córdoba, el malagueño, y luego la clásica sardina de Málaga cuando es su tiempo. También ofrecen pescados para poner a la sal como la lubina o la dorada. Y por otra parte, marisco de concha como coquinas, navajas, incluso gamba roja y blanca.

Pero si nos encontramos cerca de Casa Góngora, lo mejor será comer o cenar en Garum(Calle San Fernando, 122). La suya es una de las propuestas gastronómicas más rompedora e interesante del entorno de La Ribera. «Ganamos en 2012 el Premio a la Mejor Tapa con el Salmorejo amontillado. Cambiamos el vinagre por el vino amontillado, la joya de la corona de nuestra gastronomía.  Igual ocurre con las mazamorras, que le añadimos gelatinas de Pedro Ximénez, de Oloroso, o frutas frescas. También hemos trabajado las croquetas, a las que intentamos dar una fluidez y una carta de sabores diferentes. Las croquetas de choco con habitas en tinta, y las de bacalao con naranja han sido algunas de las más solicitadas», asegura  su chef, Juan Luis Santiago. ¡Auténtica cocina de autor que deja huella en los paladares más sibaritas!

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