El melón, la fruta de la tradición cordobesa

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La historia y crianza de esta fruta típicamente estival está fuertemente enraizada en la cultura y gastronomía cordobesa. Son frecuentes las plantaciones en la zona de Santaella y Montalbán, donde se ha pasado en los últimos cinco años de unas 50 hectáreas a entre 80 y 90. De hecho, hay fechas dedicadas a destacar y celebrar su cultivo. Del 14 al 16 de julio Montalbán dio a conocer lo mejor de sus gastronomía en las V Jornadas del Ajo y el Melón, una iniciativa que pretende poner en valor los productos agrícolas cultivados en el municipio y que incluyó el concurso al «Mejor cortador de melón» en el chozo tradicional ubicado junto a la ermita del Calvario.

Puente Genil es otra de las localidades de la provincia donde también están proliferando explotaciones que cultivan melones.

El clima de la tierra es idóneo para su desarrollo. Necesita por lo menos 15 °C para germinar. La siembra se hace durante el periodo libre de heladas y al aire libre, a mediados de primavera. El crecimiento de la planta no es verdaderamente activo hasta que se sobrepasan los 15 °C, situándose el óptimo hacia los 32 °C. Es un fruto altamente resistente a la sequía y es capaz de sufrirla durante un período bastante largo, y reemprender su crecimiento más adelante cuando ésta cesa.

No en vano, es uno de los ingredientes habitualmente presentes en la gastronomía cordobesa. Suele emplearse como acompañamiento en las migas, también para refrescar o servir como guarnición en elaboraciones a base de ibérico. Es muy frecuente consumirlo acompañado de jamón en forma de brocheta. Y resulta un ingrediente indispensable en los cócteles y smoothies propios del verano y que podemos encontrar en cualquier terraza.

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