Los mejores postres helados que puedes encontrar en Córdoba

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Aún estamos a a tiempo de dejarnos seducir y sorprender por algunas de las elaboraciones más creativas y refrescantes de la gastronomía cordobesa. Cualquier experto sabe que un buen postre (y más si es helado) puede mejorar una comida buena pero uno malo hará fracasar estrepitosamente a la mejor de ellas. Por eso, en Gurmé Córdoba hemos hecho una selección de los mejores, desde los más sofisticados e innovadores hasta los clásicos reinterpretados pero llenos de verdad, cremosidad y sabor.

Daniel Pla, chef de Bodegas Campos, apuesta por dejarnos con la boca abierta con el Melocotón Melba. Consta de un agar-agar de melocotón, biscuit de piñones, crema Chantilly, streusel de frambuesa, helado de melocotón y piñones caramelizados.

¿Su historia? «El postre fue ideado por primera vez en el año 1892 por el cocinero francés Auguste Escoffier cuando servía en el Hotel Savoy de Londres.

Dedicó su invención a la cantante de ópera australiana Nellie Melba que actuaba en el Royal Opera House ya que admiraba su gran voz. Mandó servir melocotones cocidos sobre un lecho de helado de vainilla en un timbal de plata encajado entre las alas de un cisne esculpido en un bloque de hielo y recubierto de azúcar glasé», revela el propio Daniel, admirador confeso de la ópera y de la cocina francesa.

Desde Tellus, nos llegan de la mano de Antonio López, dos ejemplos de alta repostería.

Cocholate, chocolate, chocolate: lleva un semifrío de chocolate sobre un bizcocho brownie de chocolate. Encima está el sorbete de chocolate, una crema de chocolate y una picada de almendras. «Todo es chocolate al 80% de cacao. Pretendemos que el conjunto no resulte excesivamente dulce, sino que conserve algunos matices amargos y especiados», matiza el chef.

Por otra parte, tenemos la Torrija caramelizada empapada en leche fresca, con salsa toffe, polvo de bizcocho y un sorbete de coco. «La llevo ejecutando desde 2005, cuando aún tenía el restaurante Tempura, y ahora en Tellus la sigo manteniendo en carta», asegura Antonio.

No demasiado lejos del anterior está Terra Olea. Paco Villar se despide del verano con tres postres entre los que es complicado elegir y que comparten un punto frío. A saber:

Peras al vino fino, helado de albahaca y galleta de cardamomo

Chocolate, chocolate, chocolate (con tres texturas con las que echar la imaginación a volar)

Torrija de café con helado de whisky Macallan

Eso sí, dense prisa en probarlos porque cambia la carta cada poco tiempo, aunque suele mantener algunos de los best seller de la casa.

Otro alarde de creatividad y buen gusto es el Coulant con Ferrero y helado de menta que elabora el inquieto chef Jhon Mcelyea  en Macsura Gastrotaberna.

Igualmente, merece la pena probar su volcán con helado de menta y una de sus últimas genialidades: tiramisú con mascarpone, bizcocho de café y helado de Amareto. ¡Nivelazo en plena Judería cordobesa!

Aunque si aún nos quedan ganas de salir de la capital para dar rienda suelta a nuestros deseos más dulces, Zuheros puede ser un buen rincón donde entregarse a la pasión gastronómica. Restaurante Zuhayra, en el del mismo nombre es parada obligatoria. Más que recomendable resulta su leche frita con sopa fría de chocolate y helado de turrón. Y su bombón helado con toffe de avellanas casero es también para quitarse el sombrero.

Otro de los clásicos de la repostería helada de la provincia es Casa Pedro, en Puente Genil. De su cocina sale un biscuit de turrón (también lo hacen de higo y de membrillo de la tierra) al que no puede ponérsele ni un «pero».  Presentado en forma de compacto trapecio, lo coronan con salsa de chocolate y acompañan de nata montada y caramelo.

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