Serie Señora de las Tabernas: Isabel Vidal (Taberna Jorman)

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Cuando salió de su Fuente Palmera natal, Isabel Vidal no intuía que llegaría a convertirse en Señora de las Tabernas. Pero el Aula del Vino de Córdoba transformó en 2019 el afecto popular en reconocimiento oficial para la ama y señora de Taberna Jorman.

Pero Isabel confiesa: «Nuestro establecimiento no era taberna sino cafetería aunque, según el jurado, la esencia era de taberna. Y a raíz del premio cambié el nombre». A lo que añade: «Hombre, es lo menos que podíamos hacer después de habernos concedido esta distinción. El día en que me entregaron el galardón fue muy bonito y muy satisfactorio».

No obstante, hasta llegar ahí el camino fue largo. Durante toda la década de los 70 ella y su marido estuvieron trabajando en Barcelona en el sector de la hostelería.

Fue en el año 1982 cuando regresaron a Córdoba y levantaron, junto a su socio, Amador Pastor, la Cafetería Alaska, en el local donde ahora está ubicado El Pego. «Desde que estábamos en Barcelona teníamos la idea de montar algo propio en Córdoba. Nos vinimos porque teníamos muchas ganas de tener un negocio pequeño y que los domingos y festivos pudiéramos cerrar y descansar».

Recuerda esa época llena de gratitud: «Mi socio ejercía como jefe de cocina y aprendí muchísimo a su lado».

Pero en Taberna Jorman, cuyo nombre responde a la fusión de los nombres de sus dos hijos, Jorge y Manuel, no sólo se conquistaba a l respetable por el estómago.

El carácter afable y generoso del matrimonio a cargo conquistaba a todo el que recalaba en este paraíso gastronómico que lindaba con la concurrida Ronda de Tejares. Uno de sus fuertes eran los desayunos. «El café que poníamos era exquisito. Además servíamos un pan muy bueno de Hermanos Fernández y el tostador también contaba. Jamón y tomate de calidad hacía el resto».

«El mimo y la atención también eran determinante. Entraban mis clientes y yo me preocupaba por atenderlos», asegura. Y es que esta tabernera ha ejercido, en no pocas ocasiones, de madre, psicóloga y confidente de quienes acudían a saborear su casquería, el pescaíto frito y su nómina interminable de elaboraciones caseras.

El aceite de oliva virgen extra y la paciencia han sido y son sus mejores compañeros entre fogones. “No me interesa la olla rápida”, espeta. «Yo tenía los guisos puestos y salía a atender a la barra y a relacionarme con mis clientes. Ellos y ellas han sido casi familia ¡Más fieles no los había!», destaca Isabel Vidal.

Las lágrimas de emoción y gratitud mutua el día en que echaron la persiana no dejaban lugar a dudas. «Nos regalaron incluso un viaje del que aún no hemos podido disfrutar ¡Pero todavía queda verano!,» adelanta.

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