¿Amante del café? Las mejores cafeterías de Sevilla en el Día Internacional del Café

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El café es a día de hoy la segunda exportación mundial en volumen de negocio, solo superada por el petróleo. Su cultivo proporciona puestos de trabajo en más de 80 países a cerca de 100 millones de personas.

Estas cifras de vértigo dan idea de la importancia del comercio y consumo de café a nivel mundial. Por tanto, como no, tiene sentido celebrar cada 1 de octubre el Día Internacional del Café, pues estamos ante uno de los productos más globales que existen hoy día.

¿Por qué el Día Internacional del Café?

Concha Borrás, responsable de calidad de Catunambú

«Celebrar este día nos hace reflexionar sobre un producto cotidiano, que significa muchísimo para millones de personas. Se consumen al año 400.000 millones de tazas de café.

Es un producto con mucho peso en los hábitos de consumo de la población», comenta Concha Borrás, responsable de calidad de Catunambú.

Es una bebida saludable y beneficiosa para la salud, que comenzó a cultivarse en África de donde es originaria la planta, posiblemente en Yemen o Etiopia. Y a través del comercio con Europa se popularizó y extendió desde el viejo continente al mundo entero.

Algunas cifras sobre el café (no solo) en España

Concha Borras, de Catunambú, señala que el consumo de café en España va en aumento desde hace más de una década. «Aún así, el consumo es bajo con respecto a la situación de otros países de nuestro entorno. Los mayores consumidores son Finlandia con 10 kilos por habitante y año, seguido de Noruega, con 9,8, o Suecia con 8,4 y Alemania con 6,4».

Algunos datos de España:

Vamos por debajo de la media de consumo de la Unión Europea con aproximadamente 4 kilos por habitante y año.

Dentro del ranking mundial ocupamos el puesto 19, siendo la media de consumo a nivel mundial de 1.3 kilos por persona/año.

El consumo está muy diferenciado por regiones, siendo Cataluña la mayor consumidora, seguida de Madrid. Las zonas de menor consumo son todas las del litoral mediterráneo y el norte de España.

Igualmente Andalucía se sitúa en un punto medio-alto dentro de nuestro país.

En Andalucía Oriental se prefiere el café con matices más amargos, mientras que en la Occidental se inclinan por opciones más suaves.

Según la experta Concha Borrás «el café consumido aquí, en la región andaluza, es de una calidad más que aceptable con respecto al que se consume en el resto de España. El consumo de blends naturales y con porcentaje importante de arábicas es alto, lo que hace que la calidad del café consumido sea buena.

Es interesante señalar que en España el gusto por el café de calidad va en aumento ?de ahí que tenga sentido celebrar el Día Internacional del Café. De hecho el café gourmet ha encontrado un hueco entre los consumidores. En este sentido destaca el consumo de la población más joven, que es el segmento en el que más sube el consumo de café y el que exige mayor calidad en el blend.

Por su parte, las cifras de importación global de cafés en España señalan la tendencia al consumo de café de mayor calidad: en 2013 la importación de café arábica (más suave y aromático, más delicado y generalmente de mayor calidad y más caro) fue en torno al 32% del total y en el año 2014 supuso algo más del 33%, lo que nos indica la constante subida del consumo de arábicas. Al contrario de las importaciones de robustas, que fueron a la baja (67% en 2.013 y 66% en 2.014).

«El típico café fuerte y amargo que se consumía por las mañanas para terminar de despertarse o como costumbre social sin más, está dando paso a un producto de calidad, que se toma para disfrutarlo y saborearlo», nos recuerda Concha Borrás.

Hay muchas maneras de tomar el café

Se disfruta solo y en compañía, se consume en casa y en la calle. Ofrece un abanico de sabores, gustos y matices que se adaptan a todos los paladares, con combinaciones infinitas: con leche, con crema, con licor, con helado, con nata, entre otros. Y, por supuesto, el café solo.

Desde Catunambú nos señalan que «un buen café, bien hecho no necesita nada más. Con olerlo y saborearlo detenidamente obtendremos un sinfín de sensaciones placenteras».

Eso sí, para que un café sea excelente debe tener equilibrio, debe ofrecer una taza «redonda», en la que se compensen y complemente sabor, cuerpo y aroma. «Esto se consigue a través de las mezclas de diferentes orígenes. Cada uno aporta un matiz distinto, un gusto único y al elaborar la fórmula se aúnan para buscar el sabor completo y equilibrado», indica la experta.

Por ejemplo, en el caso de Catunambú, trabajan con los más diversos orígenes. Guatemala, Colombia, Brasil, Uganda, Tanzania, Venezuela, Ecuador, India, Kenia, Costa Rica, Honduras, etc. Lo hacen «para que aporten cada uno una cualidad diferente, buscando siempre la excelencia y conseguir así la taza perfecta», asevera Borrás. Precisamente buscando «la taza perfecta» para celebrar el Día Internacional del Café nos lanzamos a la calle a conocer cuáles son las cafeterías de Sevilla con los mejores cafés para degustar.

Bar Génova, el café de la antigua calle

Se puede afirmar casi sin ningún género de dudas que es uno de los sitios de Sevilla en los que siempre se encuentra un rincón agradable para tomar un café. Eso sí, no es lo único que sirven.

Están en la Avenida de la Constitución, 10 (junto a la FNAC) y su nombre, el de Génova, lo recibe porque así se llamó la calle antes de que se remodelara en avenida hasta llegar a ser lo que es. Concretamente Génova fue el nombre desde el siglo XIII, pero eso no significa que esta cafetería tenga tantos años de historia.

De hecho, Miguel Ángel García, el gerente del establecimiento, cuenta que la gestión de este establecimiento comenzó con un Café de Indias, pero «quisimos completar la oferta hace 3 años, para degustar un buen café, pero también un buen vino o una tapa».

Eso sí, el café es una de sus especialidades. De hecho, «los orígenes fueron con el café, y por ello podemos considerarnos expertos en esa materia». Aunque hayan evolucionado en estos años, han mantenido la calidad del servicio y el esmero de la materia prima, que es el café.

La especialidad de café con la que trabajan es el «arábigo» 100% natural. García apunta que cuidan hasta el más mínimo detalle a la hora de servirlo, desde la taza en la que se sirve, la máquina en la que se prepara o los molinos para la molienda: «Es importante que sea una molienda reciente para conservar todos los aromas».

Cuentan con múltiples variedades, desde un macchiato, a un cappuccino, a un cortado o los con leche clásicos. Hay una variedad muy amplia, incluso en la época estival que se preparan los «frapeados» para dar un poco de frescura al café.

Lo que más pide su público, junto con el macchiato y el cappuccino, es el espresso, por el que hay que pagar 1,30 euros. Dependerá de la elaboración del café y los ingredientes que se le incluya, el precio irá ascendiendo.

Para ser un café arábigo, que es un café muy elitista, está a un precio muy asequible: «es un café que no lleva nada de torrefacto, en él todo es natural. El precio es como el de un café de cafetería, que suele ser en torno a un 75% natural y un 25% torrefacto, esto último para dar el aspecto de crema». Confunde, pues, al paladar, nos dice, pues «aunque el aroma no es tan intenso, sí suele confundir por el aspecto visual. Nosotros trabajamos el 100% natural».

Del mismo modo, al encontrarse en un una de las arterias principales de la ciudad, gozan de un público extranjero muy amplio. «Esta clientela extranjera suele ser más atrevida y se deja aconsejar, frente al cliente nacional, que es más clásico en sus peticiones», asevera el gerente.

Y para acompañar al café, cuentan con una amplísima oferta «casera», compuesta de bollería, postres o tartas artesanas, «que son el complemento ideal para tomar el café en nuestro establecimiento, con la Catedral como testigo», apostilla García.

Cafetería Ochoa, la calidad en el café ante todo

Todo aquel que pasee por la calle Sierpes, y con más motivos el Día Internacional del Café, tiene una visita obligada a la cafetería Ochoa, una de las más emblemáticas de la ciudad. Lo es precisamente por todos los años que tiene de historia. Fue fundada por Rafael Ochoa Vila en 1910, bisabuelo de Alejandra Ochoa, actual encargada general de la cafetería.

Alejandra asegura que desde entonces han procurado mantener las recetas tradicionales en su pastelería y bollería, así como en las especialidades para Navidad y Reyes. «Y las hemos acompañado siempre de un café de calidad», señala. Pero no todo queda ahí, pues también han ampliado con dos establecimientos, tanto en Nervión como en Los Remedios, donde sirven los mismos productos acompañados de su café.

Sin lugar a dudas son especialistas cafeteros, según Alejandra Ochoa, porque «nuestra actividad principal (industria de pastelería y bollería) requiere la presencia de un buen café para que nuestros clientes disfruten de un servicio de calidad completo en sus desayunos, meriendas y también en esos momentos del día en que necesitas tomar sólo un cafelito».

En relación a la variedad de la que disponen, cuentan con cafés Mocay de distintos lugares del mundo, al ser una mezcla de cafés. De un lado, apuntan desde Ochoa, que la variedad Arábica Lavado proviene de Centroamérica, Guatemala y Honduras, y de la cuna del café, Colombia.

Igualmente, el Arábica Natural procede de Brasil, mientras que la variedad Robusta proviene de África y Asia, concretamente de Uganda, Vietnam e India. «Elegimos Mocay por su cuidada selección de café en origen y su combinación de mezclas exclusivas, con el objetivo de ofrecer a nuestros clientes la mejor taza de café», afirma la encargada. Eso sí, sin olvidarse del precio, que no es muy alto, pues ronda una media de 1,35 euros el café.

«Queremos que el resultado final a la hora de ofrecer una taza de café sea una experiencia única para el cliente. Por eso en nuestra cafetería elegimos la gama Supremo Tueste Natural, una mezcla de cafés que proporcionan una taza muy equilibrada y suave», comenta Alejandra Ochoa.

¿Y para acompañar? En un lugar como Ochoa ofrecen todo tipo de pasteles artesanales con recetas antiguas. También cuentan con porciones de tartas artesanales y variadas, así como bollería totalmente artesana y siguiendo las recetas del bisabuelo fundador. La oferta la complementan con sándwiches calientes y fríos, medias noches, agujas de carne y de salmón, así como helados con gran variedad de sabores.

Café de leyenda, en Confitería La Campana

Si hay una cafetería singular en Sevilla ésa es Confitería La Campana, ubicada en la plaza del mismo nombre. Ha conseguido este año, además, ser el mejor sitio tradicional vinculado a Sevilla para tomar café, según el I Premio Tradición Catunambú.

Es peculiar sobre todo por la terraza con veladores, que respeta fielmente la imagen primitiva de su fundación en 1885 por parte de Antonio Hernández, bisabuelo de los actuales dueños. Actualmente lo gestiona la cuarta generación de los Hernández, con José Antonio Hernández y Borja Hernández a la cabeza.

«Intentamos mantener el sabor tradicional del negocio, con los mismos cánones desde su apertura, hace más de 130 años», asegura José Antonio, uno de sus dueños. Es precisamente por esos años de historia por los que se definen como expertos en café.

«La experiencia con el café hace que lo conozcamos muy bien. Hace años trabajamos durante mucho tiempo con Saimaza, que antiguamente tostaban muy cerca de aquí, y traían el café recién tostado. Ahora vamos de la mano de Catunambú, que son más que proveedores, nuestros socios y amigos, que nos surten de una materia prima sin parangón», asegura. De hecho, «ellos son, en parte, culpables de nuestro éxito».

Afirman que tienen café de distinta procedencia, «desde Angola, países de África, desde Sudamérica, etc. Hay una gran mezcla que da como resultante el café que vendemos». En relación a las propuestas, están desde los clásicos de siempre ?café con leche, cortado, café solo?, a otras variedades más actuales como el cappuccino o las variedades con helado, nata o leche merengada para los más golosos.

Y los precios, como siempre, son populares. Desde el 1,30 euros para los cafés clásicos a los 3 euros para los más elaborados. También hay diferencias en cuanto a lo que piden los clientes, según explica José Antonio: «El cliente nacional es más de café puro, mientras que el cliente extranjero se inclina por un café más suave, con más leche y espuma, más elaborado y con menos sabor a café».

Por último, como propuestas para acompañar el café cuentan con muchas. «Al ser una confitería tenemos una amplísima variedad de pastelería, pasta, dulces finos, etc. Eso sí, todo lo que sale de aquí lo elaboramos nosotros», asegura.

La Cacharrería, la gran apuesta por el café

Damos el salto a la calle Regina, 14. Nada más entrar al establecimiento nos encontramos con la particularidad de que es posible dejar una moneda en la pared y pedir un deseo. Pero su nombre viene dado por su decoración, como señala Tatiana López, dueña del establecimiento: «Por los millones de cacharros, cada uno de un sitio diferente. Cuidamos cada detalle y lo hacemos con muchísimo mimo».

También destaca en La Cacharrería las elaboraciones de sus productos, todos artesanos y caseros realizados a diario por Marco Coro, chef, copropietario y marido de Tatiana. «Es el que realiza cada día todos los productos que servimos. De hecho somos únicos que sabemos las recetas. Y para ser especiales no proveemos a nadie», señala la gerente.

Pan integral y pan de sabores, mermeladas, humus, tartas, tortitas, gofres y un largo etcétera, apostando por el lado más saludable y beneficioso tanto de las comidas como de las bebidas, sin perder la pureza de los sabores. También en el café, del que son especialistas.

«Nos sentimos especialistas en primer lugar porque hemos optado por un buen café. De hecho tenemos no solo el café «Blend» típico, sino también café de orígenes. Además, también contamos con distintas combinaciones», apunta Tatiana.

Es más, no cuentan con un molinillo automático: «Nuestros molinos de café son táctiles. Así, cada dosis de café se muele en el momento, obteniendo su mejor sabor e intensidad. Y lo más importante, respetando el producto. Esa es la clave por la que nuestro café tiene un sabor especial».

Ellos trabajan el «caffe imperiale». Además disponen de tres molinos. El primero es para café descafeinado, y el segundo molino es para un «café blend», mezcla de orígenes, compuesto equilibradamente con cafés de Brasil, Colombia, Honduras e India.

El café de este segundo molino, afirma, «es muy redondo, con buen cuerpo, para tomar con leche. De hecho más del 90% de los cafés que se consumen son, todavía, combinados con leche. Además incorpora notas a chocolate, caramelo y frutos secos, con una acidez media por la fruta madura que se las proporciona los orígenes Colombianos y Hondureños».

Actualmente, matiza, el café de origen que utilizan en este segundo molino es el Honduras SHG. La particularidad de este café, muy balanceado, es que los cafetos maduran en suelos montañosos de terrenos volcánicos, lo que provoca una maduración lenta que le confiere un sabor y aromas característicos.

Tienen un tercer molino con «cafés de origen» donde van rotando periódicamente con cafés de Kenia, Etiopía y El Salvador, entre otros.

En resumen, cuentan con distintas variedades, compuestas de cafés normales, y especiales como cappuccino, moka, moka blanco, moka caramelo, moka vainilla, frappé, café ice, entre otros. «Los clientes piden de todo», asegura la gerente.

Y los precios van desde 1 euro el espresso, a un 1,30 euro el café con leche, el manchado, el cortado y el americano. Los especiales, como el cappuccino o el moka ya suben a 2 euros o a 2,50 euros el frappe en distintas fórmulas.

Para acompañar cuentan con salado y dulce. Desde tostadas de pan de la casa, tostas caseras, pan de mollete a ensaladas de frutas y bol de cereales, tartas, tortitas, gofres, muffins, croissants, etc.

Café Isolde, con aires de cafetería centroeuropea

Salimos del casco antiguo de Sevilla y llegamos a Cardenal Bueno Monreal, 18, donde nos recibe para conmemorar el Día Internacional del Café Otto Moeckel, uno de los propietarios de Isolde junto con Cristina Regidor. Sus orígenes se remontan a noviembre de 2013, en recuerdo a los pequeños y acogedores cafés centroeuropeos.

Aquí es posible disfrutar al mismo tiempo de un exquisito café, acompañado de productos artesanos caseros de máxima calidad y de un esmerado servicio, de una excelente acústica y de una música cuidada para que el cliente tenga una experiencia lo más grata y confortable posible. Al menos, esa es la intención.

Son especialistas en el café, sobre todo, por la propia concepción del negocio. «Aquí el café es un elemento fundamental», afirma Moeckel. De hecho, la elección del café que comercializan no fue arbitraria, pues después de distintas catas seleccionaron el tipo de café que deseaban ofrecer en el establecimiento.

Ellos se inclinan por los mejores, por los cafés arábigos, café 100% tueste natural y descafeinado, con un precio medio de 1,20 euros. La elección vino dada, señala Otto Moeckel, «por su excelente sabor aromático y afrutado». Para Isolde la calidad es básica. De hecho, no han elegido cualquier tipología.

«Ofrecemos las combinaciones clásicas desde café sólo y sólo con hielo, café cortado y con leche, café bombón, cappuccino, café irlandés y cafés con licores al gusto», afirma Moeckel. Eso sí, los más servidos son las combinaciones clásicas de café natural con leche.

Para acompañar al café cuentan con una gran variedad de tartas caseras, como son sus célebres tartas de galleta y chocolate, de dulce de leche, de queso, de tocino de cielo y queso, de limón y merengue, de yema y merengue, de manzana, de nata, de tiramisú, etc. Cuentan además con deliciosos bizcochos caseros de manzana, naranja, frutos secos, entre otros. Imprescindibles para acompañar a un café de calidad como el que tienen.

Fotos: Rafa Sánchez

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