Fran Lorenzo (Cervecería Cardenal): “Si alguien viene solo sabe que estará acompañado”

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Cuando se le pregunta cómo cayó en las redes de la hostelería no tiene una respuesta clara pero sí habla con despejada certeza de que esto le gusta y de que el trato directo con el público se ha convertido en una especie de vitamina en su día a día. Ya lo era antes de llegar a esa barra donde la cerveza se sirve bien fría y el chicharrón en papel de estraza. Fue hace doce años, cuando junto a sus hermanos se hizo cargo del traspaso de Cervecería Cardenal, ese bar de barrio que ha acabado convirtiéndose en un punto de encuentro imprescindible.

Fotos: Tomás Muruaga

¿Qué fue lo que más le costó al llegar a la hostelería?

Beber cerveza detrás de la barra, es el principal handicap que tiene esto, ya que cuando los demás disfrutan tú estás trabajando.

Es una renuncia pero merece la pena y al final solo te importa que tus clientes estén a gusto y se diviertan. Aún así, de vez en cuando salgo de la barra y me tomo algo con clientes que ya son amigos. Solemos hacerlo todos, también mis hermanos Lolo y Álvaro, o los chicos que nos echan un cable, que siempre son de nuestro círculo. Todos tenemos muy buena relación con la clientela y a veces nos gusta compartir un rato relajado con ella.

¿Cómo es el público de Cardenal?

Nuestro público es de El Porvenir, aunque también vienen vecinos de El Tiro de Línea, e incluso de otros barrios, como Bami o Los Remedios. Tenemos muchos parroquianos de diario, bien gente que viene a tomar una cerveza después del trabajo o que se pasa por aquí al caer la tarde. También hay público de fin de semana y muchos que vienen solo en época de caracoles, que esto se llena. Hay un señor que viene todos los años en plena temporada y nos pregunta que por qué no cogemos un local más amplio, pero claro, el resto del año no se llena tanto como cuando hay caracoles…

¿Cómo se alcanza el equilibrio para no ser ni muy cercano ni muy distante?

Aquí es más importante el trato y la educación que la propia comida. Aunque he hecho amistad con muchos clientes sé guardar las distancias cuando es necesario, porque eso es fundamental. Dependiendo de la ocasión puedes acercarte más o menos. Si viene solo, por ejemplo, no es lo mismo que si viene acompañado de alguien a quien no conoces. Trato al cliente como me gustaría que me trataran a mí, no es tan difícil: si vas solo te gusta que en la barra tengan un trato amigable y te den conversación, pero hay otras circunstancias que requieren mayor distancia.

¿Y ese saber estar en cada momento se aprende con el tiempo o se lleva dentro?

Si no tienes la educación es complicado saber distinguir bien las cosas.

¿Es importante también la discreción?

Claro que lo es. Detrás de la barra hay que saber ser muy discreto y apartarse un poco cuando hay clientes que están hablando entre ellos. Yo siempre tengo música de fondo, que amortigua un poco las palabras y permite hablar de forma más cómoda.

¿Son frecuentes en Cardenal los clientes solitarios?

Normalmente vienen acompañados, pero también hay momentos en los que vienen solos. Si es así, se suelen poner en la barra o si se sientan en la terraza procuro ponerme en la puerta si no hay mucha gente por si quieren comentar o pedir algo. Si alguien viene solo sabe que no se va a sentir solo.

¿De qué suele hablar con ellos?

De todo un poco, aunque la política prefiero no tocarla. A veces hay quien llega y se desahoga, contando que está hasta arriba en el trabajo o cualquier otra cosa. Es el momento de escuchar, ya que si me pongo a contar mis problemas el cliente se queda desconcertado porque estaba buscando desahogarse un poco, no llevarse encima los problemas de otro… De todas maneras la mayoría de conversaciones son de temas ligeros.

¿Ha hecho amigos detrás de la barra?

Lo que más me gusta de este trabajo es la cantidad de gente que me permite conocer. Me encanta y me sé el nombre de casi todos los que vienen, a veces también lo que suelen tomar. Después vas por la calle y te paras cuando te los encuentras, tengo incluso el móvil de muchos de ellos.

¿Cómo actúa si alguien se pasa de tono por la bebida?

Aquí no servimos alcohol duro, solo cerveza y vino, con lo que no es frecuente que alguien se pase. Alguna vez han venido ya alegres de comer en otros sitios, pero no suele haber problema. Si acaso llega alguno hay que actuar con mucha mano izquierda porque puede incomodar a los demás clientes y alterar la imagen del establecimiento.

¿Se forman tertulias escandalosas en Cardenal?

Generalmente no, nuestra clientela es de un perfil muy educado. Eso sí, las que hablan en voz más alta suelen ser las mujeres cuando vienen con sus amigas porque se ponen a charlar siempre con la que tienen más alejada.

¿Es un bar más de hombres o de mujeres?

Vienen muchas mujeres, a veces con sus maridos, otras con amigas y otras solas. También vienen generaciones muy distintas y en ocasiones se encuentran hijos con sus padres.

¿Se ve jubilándose como hostelero?

Me gusta lo que hago y por ahora no me imagino haciendo otra cosa. La hostelería me permite estar en contacto con el público y conocer a mucha gente, que es lo que más me gusta.

Quién es

Fran Lorenzo es uno de los pilares de un negocio tan familiar que hace sentir como en casa a todo el que lo frecuenta. Junto a sus hermanos Manuel y Álvaro (antes también con Gori) reparte sonrisas, bromas y tertulias con quien atraviesa su umbral, una actitud que le ha convertido en un auténtico personaje entre los vecinos de El Porvenir. Antes que cervezas vendía golosinas en el negocio que tenía su padre, Manuel Lorenzo. También fue charcutero, carnicero, repartidor y encargado en el supermercado que su familia regentaba en la calle Asunción, Nerol, que antes fue conocido como La casa de las galletas. En Cardenal ha encontrado su sitio definitivo, un bar que parece de barrio pero ha conseguido atraer público de otros lares con sus aires de autenticidad y el carisma que destilan los hermanos Lorenzo.

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