Alimentos transgénicos, donde comienza la polémica

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Sociedades a favor y en contra y multitud de interrogantes sin respuesta. La polémica les acompaña desde su creación. Son los alimentos transgénicos, un producto creado artificialmente mediante la manipulación genética.

Ventajas

Mejoras en el proceso industrial En cuanto a las aplicaciones en agronomía y mejora vegetal en sentido amplio, poseen tres ventajas esenciales: gran versatilidad en la ingeniería mejorar los caracteres monogénicos El proceso de modificación genética demora mucho menos que las técnicas tradicionales de mejoramiento por cruzamiento; la diferencia es de años, en frutales, a meses. Ventajas para los consumidores La calidad del producto final Ventajas para los agricultores Mejoras agronómicas relativas a la metodología de producción y su rendimiento. Ventajas para el ambiente Nuevos materiales

“Con un poco de imaginación y el control de tu médico, tu dieta puede ser muy divertida

Inconvenientes

Resistencia a los antibióticos Mayor nivel de residuos tóxicos en los alimentos Posibilidad de generación de nuevas alergias Dependencia de la técnica empleada Contaminación de variedades tradicionales Muerte de otros insectos o polinizadores Impacto ecológico de los cultivos Obligatoriedad del consumo Monopolización del mercado, control del agricultor

Hace más de diez años que irrumpieron en el comercio a través de marcas reconocidas de lácteos y cereales, lo que ha creado polémica a nivel mundial sobre su venta ya que no se conocen aún sus posibles efectos, alimentando así la disputa entre científicos que la apoyan y ecologistas que la detractan.

De una parte, organizaciones como Greenpeace los desaprueban al asegurar que están en riesgo no sólo la población, sino los diferentes ecosistemas y la economía agrícola. De otra, los científicos que afirman que no hay evidencia de tales peligros y que, además, optimizan el rendimiento de los cultivos. Las especies de vegetales transgénicos que han creado industrias agrarias y alimentarias han sido modificadas insertando la información necesaria para que tengan determinadas características: Resistencia a determinados virus o plagas, mediante sustancias que repelen insectos. Tolerancia a herbicidas por medio de enzimas que los degradan. Aumento de la calidad organoléptica (que se percibe por los sentidos) del producto. Posibilidad de modificar su contenido incrementando, por ejemplo, la proporción de ácidos grasos poliinsaturados, que mejoran el patrón de colesterol en el organismo, o bien disminuyendo la cantidad de sustancias indeseables.

En definitiva, intentando hacer productos más saludables y resistentes. Incluso se ha llegado a decir que su cultivo haría posible un mundo sin hambre.

Actualmente no se puede saber con exactitud qué cantidad de transgénicos consumimos, sobre todo teniendo en cuenta que el maíz y la soja están presentes en más del 60% de los alimentos transformados y que además forman parte de diferentes aditivos y piensos para animales. En España, están regulados legislativamente, por lo que se deben etiquetar debidamente, indicando que son transgénicos. Sin embargo, no es obligatorio indicar en la etiqueta si el producto final ha tenido contacto en algún momento de la producción con un organismo genéticamente manipulado como podría ocurrir en las piezas de carne de un ternero alimentado con piensos modificados. Próximamente, la Comisión Europea pretende cambiar las normas sobre los organismos genéticamente modificados (OGM). Estas darán más libertad a los países que quieran vetar el cultivo de transgénicos. Además planteará relajar las exigencias sobre la coexistencia de estas producciones con otros tipos de agricultura, de forma que cada país fije sus límites. Para muchos detractores, los alimentos transgénicos aún no han cumplido los años necesarios para conocer sus posibles efectos secundarios y asegurar que son completamente sanos para el consumo humano.

Enlaces relacionados

FAO

Greenpeace

Ministerio de Medio Ambiente

Organización Mundial del Comercio

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