Casa Juan Palomo: «Para hacer una tortilla hay que romper los huevos»
La carta es de corte tradicional, una cocina sencilla, elaboraciones populares y con alguna referencia atípica

Hoy me acerco al centro de Sevilla, a un bar con aspecto moderno, pero con una cercanía y normalidad que hoy no se estila y con una propuesta diferenciada del resto.
Casa Juan Palomo está en la calle Huelva y su nombre viene del hostelero que la regenta y no del dicho que hizo tan famoso el anuncio de una marca de caldos hace unos años en nuestro país.

Un sitio que encontré bastante animado para ser un frío martes. Mesas altas tanto en terraza como en el interior, con taburetes agradables. Los veladores situados en la misma plaza de la Pescadería deben ser un bien preciado los fines de semana.
La carta es de corte tradicional, una cocina sencilla, elaboraciones populares , aunque con alguna referencia atípica.

Lo primero que probé fue su ensaladilla ‘escabechá ’, interesante, aunque creo que está mejor el escabeche que la ensaladilla en sí. La patata muy entera y bastante fría, lo que le resta sabor a todo el conjunto.

Tras esto llegamos al «leitmotiv» de la visita, la tortilla de patatas de esta casa. Este plato tan nuestro, es poco frecuente encontrarlo en bares o restaurantes en Sevilla en comparación con otros lugares de España y en cambio sí que es habitual en las casas o en las fiestas populares.
En este caso magnífica, de las mejores que recuerdo haber probado en la ciudad, dulzona por la cebolla y con un corte de patata fino y regular.

En cambio, el bocata de calamares fue muy deficiente, con un pan negro que acompañan de pimientos y alioli. El punto del cefalópodo le daba una textura elástica que no lo hace agradable.
Como plato principal, un solomillo al whisky , correcto. Quizás hubiese agradecido una salsa más trabajada con la carne, con la que parecía algo desligada.

El final dulce lo firma una tarta de chocolate y galletas como la que hemos tomado todos en cumpleaños infantiles.
Pista interesante esta casa, donde sin duda su “tortilla de papas” es el argumento principal para visitarla. El servicio es quizás la asignatura pendiente, poco personal y distraído, pero sus mesas invitan a relajarse con amigos alrededor de una cerveza.
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