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El chef Enrique Sánchez lanza web y nuevo libro de recetas

Carmen González

El cocinero andaluz Enrique Sánchez está en estos días realizando jornadas maratonianas. Corre tanto como cuando se enfunda en ropa deportiva y se presenta en la meta de cualquiera de las maratones benéficas en los que participa. Y es que, en menos de una semana, presenta dos nuevos proyectos en su ya dilatada trayectoria profesional. Su nuevo libro de recetas (el sexto) y una web, coqueres.com , en la que plantea que sus platos lleguen a la mesa de ciudades de todo el mundo. Comida casera elaborada con los mejores ingredientes, fabricados en Andalucía y con productos novedosos resultado de casi dos años de pruebas.

De aquel joven que empezó hace más de 20 años en la Escuela de Hostelería Taberna del Alabardero en Sevilla queda el mismo entusiasmo pero aderezado con 11 años al frente de “Cómetelo” en Canal Sur,  en el que ha cumplido ya 2.500 programas. Y, sobre todo, con horas y horas de trabajo en la Taberna El Alabardero en Washintong (EE.UU), el Restaurante Gambero Rosso (Italia) -dos estrellas Michelin- o a cargo del catering La Raza en Sevilla, por este orden, donde fue aprendiendo en los mejores escenarios y con maestros cocineros especializados en todas las vertientes de la cocina.

El origen de Coquere’s

Los dos proyectos que ocupan en los últimos meses parte de su tiempo no son más que la consecuencia de esta dilatada trayectoria y de encontrar en su camino empresarios que han creído en sus ideas y forma de trabajar. De la nueva web cuenta que tuvo su origen es un proyecto que presentó hace unos dos años su compañero Luis Portillo, un cocinero de Arahal al que conoció cuando Enrique fue pregonero de las Fiestas del Verdeo en 2015. Y esta idea consistía en llevarte a tu casa una selección de platos sobre recetas caseras con el sabor de la cocina de tu infancia. Es decir, las que traen recuerdos de los guisos elaborados por tu madre o tu abuela.

Los últimos meses se han convertido en pruebas y más pruebas hasta conseguir el sabor auténtico, el envase apropiado, los productos seleccionados a conciencia, las fotos que definían una manera de cocinar en la que hay un poco de todas las culturas gastronómicas de las que se ha impregnado el cocinero andaluz. No en vano, en este proyecto se acumula el aprendizaje de aquel estudiante que llegó a Sevilla desde Málaga, la ciudad donde se crió, para retarse a sí mismo. «Tenía que conseguir que el esfuerzo que hacían mis padres se compensara con el mío, estudié y trabajé desde el primer momento», dice el cocinero.

Además de la web, su último libro se acaba de presentar bajo el título de «Enrique Sánchez y su cocina» , más de 100 recetas donde los productos andaluces toman forma de platos exquisitos, ofreciendo a su vez trucos para los alimentos de temporada. Es el sexto libro de recetas que definen una trayectoria que ha ido impregnándose de culturas y conocimientos para no dejar resquicio al desconocimiento.

Su alma en los fogones

Y esto es así porque desde que anunció a su padre que quería cambiar de carrera -empezó estudiando Medicina- tuvo claro que pondría su alma en lo fogones, si era necesario, con tal de no decepcionar a su familia y así mismo. «Empecé con mi padre, las mañanas de todos los fines de semana las dedicaba a cocinar con él, prefería cocinar antes que jugar» , así fue como comenzó una andadura que lo ha llevado por varios países, aprendiendo de los mejores cocineros.

En la carrera de Medicina entró por inercia. Es el menor de tres hermanos y los otros dos son médicos. Pero se dio cuenta a tiempo que no se veía con una bata blanca curando a enfermos.  «El día que planteé a mi padre dejar la carrera, me dijo que no tenía que verme como estudiante sino como médico y la verdad es que no me veía», cuenta el cocinero. Y fue su padre el que le planteó estudiar cocina, pero de verdad, no sólo en las cuatro paredes de su casa de la infancia. «Mi padre me dijo, si quieres ser cocinero fórmate, marca la diferencia».

Así fue como inició una carrera de fondo en la que pasó a leerse del tirón durante los primeros días de clase cada uno de los libros que había comprado para todo el curso y a trabajar los fines de semana en la Taberna El Alabardero, con el único fin de aprender. «Cuando pasé las primeras 48 horas estudiando supe que aquél era mi mundo» , explica. Pero lo que mejor recuerda de los días previos a comenzar en la Escuela de Hostelería es el apoyo incondicional de su familia.

De vez en cuando, en esta vorágine que se ha convertido su día a día, se para a pensar sobre lo dejado atrás para contarlo en una entrevista. Y lo relata con el mismo entusiasmo con el que lo vivió. Recuerda con especial cariño al cocinero italiano Fulvio Pierangelini, del Restaurante Gambero Rosso, en la localidad de San Vicenzo, muy cerca de la Toscana. Hasta allí llegó en las vacaciones de su segundo año de carrera y casi se queda. Estuvo cinco meses aprendiendo sobre gastronomía italiana de uno de los mejores cocineros, con dos estrellas Michelin, «al que no le importaban los premios sino ser feliz».

Llegado a este punto, el cocinero andaluz descubrió que la cocina no es solo elaborar platos sino también contarlos para que lo entiendan miles de andaluces . En estos once años ha unido cocina con poder de comunicación y más de 2.500 programas después sigue preparando a conciencia cada receta, reuniendo anécdotas para que durante media hora el entretenimiento sea el hilo conductor del programa.

En este tiempo, sólo ha repetido diez recetas y cuando alguien le pregunta cómo la gastronomía tiene tantas probabilidades dice: «La música tiene menos notas musicales y a nadie se le ocurre preguntar cómo salen tantas canciones o melodía diferentes, imagina con la cantidad de ingredientes que existen lo que se puede hacer en la cocina, solo hay que saber combinarlos».

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