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«Cuando me muera habrá un «revival» de mi poesía»

«Cuando me muera habrá un «revival» de mi poesía»

ABC

SEVILLA. «Ahora cuando me vaya a morir dentro de nada, que estoy ya con un pie en la sepultura, habrá un «revival» de mi poesía; estoy casi deseando morirme para verlo desde el otro mundo», dijo el escritor y académico Álvaro Pombo en la presentación en Sevilla de sus dos últimos libros, una novela y un poemario.

«Los enunciados protocolarios» (Fundación José Manuel Lara) es su quinto libro de poemas y «Virginia o el interior del mundo» (Planeta) es la novela que publica desde que obtuvo el Planeta, y ambos le llevaron a hablar, en conferencia de prensa, de la muerte, unas veces con humor, como al aventurar el próximo «revival» de su poesía, y otras serio: «El problema es que no nos resignamos a la muerte», dijo.

Ni a la muerte propia ni a la de los seres queridos, de ahí «la vocación profunda y fracasada de nuestra naturaleza» que lleva a vanos intentos de comunicar con los difuntos, como sucede en su última novela, cuando una sesión de espiritismo determinará el desenlace de la obra.«El espiritismo es una farsa», dijo el escritor, quien señaló que él nunca convocaría a ningún espíritu porque no cree en ellos, aunque, lamentó: «Uno se ha quedado siempre sin decir la última palabra a las personas próximas cuando se mueren».

Pese a ser un descreído de los contactos de ultratumba, Pombo criticó a «un cura extraordinariamente vanidoso, de Barbastro, que es exorcista y que ha dicho que están endemoniados o en el camino de la endemonización quienes participan en estas sesiones».

«Virginia o el interior del mundo» transcurre en su Santander natal, cuando el Palacio de la Magdalena aún funcionaba como residencia regia y la protagonista, una joven soltera y enriquecida, culpa al Rey de la muerte de su amado, el hijo de su cocinera.

El escritor aseguró que, al igual que hace con sus versos, dicta sus novelas, por lo que advirtió de que «pueden crear confusión si se leen sin oírlas», mientras que definió «Los enunciados protocolarios» como «un solo poema de amor, que se puede leer de un tirón; poesía oral; es sobre un amor humano, no ultraterreno, intramundano, humilde, por lo que valga». El narrador y poeta admitió que el humor y el viaje está presente en estos versos porque «el amor es unificante; uno viaja con la imagen de la persona amada en la cabeza y en el móvil y hasta la integra en el paisaje».

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