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Pilar León apela al saber de Grecia en su ingreso en la Academia de Buenas Letras

A.G.B.SEVILLA. La Real Academia Sevillana de Buenas Letras fue ayer más que nunca una academia en el sentido griego de la palabra. Al menos eso fue lo que intentó la arqueóloga Pilar León, que centró

La Real Academia Sevillana de Buenas Letras fue ayer más que nunca una academia en el sentido griego de la palabra. Al menos eso fue lo que intentó la arqueóloga Pilar León, que centró su discurso de ingreso en esta institución en el tema «Los espacios del saber y del pensamiento en el mundo griego».

La catedrática de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide comenzó recordando la figura del anterior director de la academia, Rogelio Reyes Cano, que fue quien designó este nuevo nombramiento, y a los también académicos Aquilino Duque y Manuel Olivencia. Asimismo, dedicó unas cariñosas palabras a Ignacio María de Lojendio, ya fallecido, y a quien sustituye en la Academia: «En los anales de Sevilla y de su Universidad el nombre de Ignacio María de Lojendio ha entrado por derecho propio. Al servicio de ambas puso la riqueza extraordinaria de sus dotes personales y de su bagaje intelectual y cultural, una aportación fuera de lo común, cuando en los años cuarenta se produce su llegada a Sevilla».

Posteriormente, esta profesora se centró en el tema de su discurso de ingreso, comentando que «saber y pensamiento son los polos del eje en torno al que gira el mundo griego». A partir de ahí seleccionó tres espacios en donde tradicionalmente se ubicaron este saber y pensamiento. Estos no son otros que: el espacio del logos, (el gimnasio); el del papiro (la biblioteca) y el espacio de las musas (el mouseion).

A este respecto dijo que «por paradójico que hoy pueda parecer, el «lógos» fue a acogerse al gimnasio, esto es, el espacio destinado al estímulo corporal y al ejercicio físico, que se practica desnudo». Fue en el siglo IV antes de Cristo cuando se implantó la presencia intelectual en el gimnasio. En esa época se establecieron las escuelas filosóficas en los gimnasios más renombrados de Atenas. Entre estos espacios célebres citó algunos tan importantes como el Pompeion, lugar de donde partía la procesión de las Panateneas hacia la Acrópolis; la Academia y el Liceo. En la Academia Platón compró un espacio conocido como la «Akademia» en donde inició un culto a las Musas y dedicó un local para enseñar (mouseion o exedra). Tras la muerte de Platón, el Liceo fue fundado por Aristóteles en el 335 a.C., lugar que al igual que el construido por Platón se articulaba en torno a un patio al aire libre rodeado por galerías.

La biblioteca de Alejandría

Posteriormente, esta arqueóloga se centró en el espacio del papiro, la biblioteca, de la que citó dos ejemplos de la época helenística que han pasado a la historia: la de Alejandría y la de Pérgamo. Sobre la biblioteca de Alejandría señaló la importancia que tuvo el sistema de catalogación de los papiros. Además, frente a la corriente que sostiene que este edificio fue destruido por un incendio producido por el ataque naval de Julio César a Alejandría en el 48 a.C., existe otra hipótesis que indica que no fue así su desaparición: este edificio no estaría situado junto al puerto de la ciudad, sino en otra zona privilegiada, algo alejada del puerto. Su ubicación estaría junto al mouseion en la regia, esto es, en el Palacio Real. Además, la aparición de abundantes contenedores para libros de granito rojo ha hecho pensar a los expertos que «los rollos de papiros se guardaran en armarios pétreos y que se hiciera así para lograr una temperatura estable y para proteger de la humedad el papiro y la escritura». Al final estos expertos señalan que la desaparición de esta biblioteca fue por dispersión de sus fondos entre otras bibliotecas públicas o privadas, entre las cuales las de Roma

Finalizó Pilar León su discurso centrándose en el mouseion, esto es, el espacio de las musas: «La faceta didáctica se ve, así, excluida en beneficio de la investigación y del estudio», comenta esta arqueóloga. Ahí se cultivaron distintas disciplinas como la filología, las ciencias naturales, las exactas y las humanísticas, la medicina, la astronomía, etc.

Tras serle impuesta a Pilar León la medalla como nueva académica, Manuel Olivencia, en representación de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, realizó el discurso de contestación. El acto estuvo presidido por el nuevo director de esta institución, Manuel González Jiménez.

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