Así es el ‘examen’ de resistencia que tiene que pasar el Galaxy S5
- Samsung realiza cinco pruebas a su terminal antes de ponerlo a la venta: de cobertura, de radiación, de electricidad estática, de altura y de durabilidad
El Samsung Galaxy S5 lleva ya unas semanas a la venta y, como se esperaba, ha tenido muy buen recibimiento. No obstante, hay algunas personas que no tienen claro si adquirirlo debido a que dudan de la resistencia del terminal debido a que sus materiales -policarbonato- no presentan el aspecto ‘premium’ de los de la competencia, como el iPhone 5S o el HTC One (M8). Sin embargo, pueden estar tranquilos, el ‘examen‘ que Samsung realiza a su terminal antes de lanzarlo al mercado garantiza su fiabilidad.
La prueba de altura quizás sea la que más interesa a los usuarios, ya que el riesgo de que se caiga el smartphone siempre está presente. Para medir su resistencia Samsung utiliza una máquina que eleva el móvil poco a poco y lo va dejando caer al suelo, mientras que unas cámaras de alta velocidad graban el proceso y ayudan a los ingenieros a averiguar qué partes son las más vulnerables a romperse a una determinada altura.
En lo que respecta a la de durabilidad de los botones , ésta se realiza mediante una máquina que lo presiona constantemente con una palanca y contabiliza las veces que se pueden presionar los botones sin que se desgasten los contactos.
El examen de electricidad estática -que es algo que mucha gente no sabe, pero ésta puede estropear los terminales-, se ejecuta mediante una pistola especial que mide la resistencia asegurando que el teléfono no se romperá al estar expuesto a ella.
Por último, para medir el éxito de la cobertura, se introduce el terminal en una sala repleta de esponjas, que absorben las ondas y simulan un entorno abierto sin paredes; mientras que en cuanto a la radiación, existen tres test a los que debe someterse el Galaxy S5: una que mide la radiación que emite y las alteraciones que provocan en otros dispositivos electrónicos, otra de la cantidad de radiación que es absorbida por el cuerpo humano y por último una de la cantidad de calor que emiten los dispositivos.
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