El FBI recibe ayuda para intentar desbloquear el iPhone de la polémica
- La Agencia Federal de Investigación recurre a Cellebrite, una compañía israelí especializa en análisis forense, que se ha ofrecido a colaborar
Sigue coleando toda la polémica con respecto al ya conocido popularmente como el iPhone de San Bernardino, el teléfono de uno de los autores del tiroteo en dicha localidad estadounidense, que acabó con la vida de catorce personas en diciembre de 2015. El FBI solicitó a Apple que desbloqueara el terminal porque considera que el dispositivo podría contener información que ayudaría en la investigación, pero la firma de la Manzana se negó tajantemente alegando que eso iría contra sus clientes al crear una puerta trasera al sistema operativo que les expondría a un riesgo mayor la seguridad del sistema frente a los cibercriminales. Tal es la disputa que hasta el gobierno norteamericano se ha visto obligado a mediar solicitando a Apple cooperación, algo que no ha servido para nada. Por eso, el FBI se ha visto obligado a buscar ayuda en otra parte.
Cellebrite se ofrece a colaborar
El FBI ha recurrido a una Cellebrite, una compañía israelí especializa en análisis forense que se ha ofrecido voluntariamente a ayudar, para acceder a la información del iPhone 5C sin riesgo a que ésta se pierda. Tales son los avances en el caso que que la Agencia Federal de Investigación estadounidense ha pospuesto la audiencia que iba a celebrarse para dirimir ante el juez si Apple debía cooperar con las autoridades y crear el software requerido.
Apple se niega
Apple por su parte continua en una postura inamovible. Ya en una carta remitida a los clientes de la compañía semanas atrás, Tim Cook, el CEO de la firma, aseguraba que el FBI le había pedido a su compañía que creara una ‘puerta trasera’ para acceder al iPhone. «El Gobierno le está pidiendo a Apple poder piratear a nuestros usuarios y socavar décadas de avances de seguridad que protegen a nuestros clientes, incluidos decenas de millones de ciudadanos estadounidenses, frente a sofisticados piratas y cibercriminales», explicaba, para concluir en que «no podemos encontrar un precedente de una empresa estadounidense siendo obligada a exponer a sus clientes a un mayor riesgo de ataque», ha concluido.
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