«Lo que empieza en Maracaná que terminé en Maracaná». Ese es el sentir y el deseo de todo un país, Argentina, que lleva 24 años de ridículo en ridículo en un campeonato del Mundo. Demasiado tiempo para toda una bicampeona con el cartel de favorito Mundial sí, Mundial también. Demasiado tiempo para una selección que presume de tener al mejor jugador del planeta. Demasiado tiempo a la sombra para una de las grandes potencias futbolísticas. «Tenemos muchas ganas en este Mundial y yo el primero. Aprendí lo que hice mal en las ediciones anteriores para no volver a repetir los errores», asegura Messi cuyo papel en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 fue inócuo. Leo ha jugado 571 minutos entre ambos campeonatos del Mundo y solo ha marcado un gol y, encima, sin pedigrí ninguno. Fue el que cerró la goleada contra Serbia y Montenegro (6-0) en el partido disputado entre sudamericanos y balcánicos en la fase de grupos del Mundial celebrado en tierras germanas hace ocho años. Para un futbolista cuatro veces Balón de Oro, es una mancha de dimensiones mayúsculas que, aunque a algunos les chirríe, le impide ser considerado como el mejor de todos los tiempos. Solo si levanta la copa del Mundo el próximo 13 de julio en Maracaná podrá ser considerado así.
Precisamente, en el mítico estadio de Río comienza su andadura en el torneo la albiceleste. Esta noche, a las 00.00 horas (19.00 en la ciudad carioca), Argentina debuta contra una novata en estas lides: Bosnia-Herzegovina. Lo hará con la duda hasta última hora de Higuaín, que llega al campeonato muy justo tras el esguince en su tobillo derecho sufrido en la final de Copa en Italia el pasado 3 de mayo y del que recayó al inicio de la concentración del conjunto sudamericano. Lavezzi, el ariete del PSG, sustituiría al Pipa si no llega a tiempo el futbolista del Nápoles. Tampoco debería ser muy preocupante para Sabella la posible ausencia de Higuaín, teniendo en cuenta que enfrente estará Bosnia, cuyo papel en la fase de clasificación fue brillante pero que no deja de ser un rival limitado. Su estrella, el delantero del City Edin Dzeko, reconoce la dificultad de su estreno: «Argentina es favorita no sólo en este grupo sino para llegar muy lejos. Tienen al mejor jugador del mundo y están ante una gran oportunidad de ganar el título en un Mundial en Brasil. Nosotros intentaremos hacer nuestro juego y que nos acompañe la suerte». De esa necesitarán más de una dosis.
Invasión
La cercanía de Brasil, a pesar de las grandes distancias que hay en el Cono Sur, y el morbo de ver a Argentina ganar su tercer campeonato del Mundo en tierra carioca, han desatado la locura entre la hinchada de la albiceleste que ha inundado estos últimos días de azul y blanco Río y, sobre todo, Copacabana. Apenas cinco minutos de paseo por la mítica playa es más que suficiente para comprobar que la ciudad carioca ha mudado de piel. El castellano es la lengua dominante y la bandera «verdeamarelha» ha quedado en un segundo plano a favor de la albiceleste. De hecho, en la «Fan Fest» de la FIFA de Copacabana, con capacidad para 20.000 personas, de cada diez elásticas, nueve son de Argentina. «Llevamos mucho tiempo esperando este Mundial. Para un argentino, ganar este torneo en Brasil sería más grande que el Mundial del 78» comenta a ABC Augusto, un seguidor de la albiceleste que ha viajado a Río con sus dos hijas y cuyos ojos, con ya medio siglo de vida, vieron a Argentina en el Monumental de Buenos Aires ganar su primer Mundial. «A por tercera», nos grita despidiéndose de nosotros. Eso dependerá de Messi. Es tu hora, Leo






