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El primate más raro de la tierra podría ser el primero en extinguirse

La tala les ha conducido hacia predios más altos, donde no encuentran el alimento que necesitan. Quedan una veintena de ejemplares de gibón de Hainan

El primate más raro de la tierra podría ser el primero en extinguirse greenpeace

abc.es

El gibón de Hainan vive constreñido en unos 20 kilómetros cuadrados de bosque, diezmado por la tala de su hábitat y por la acción de los cazadores furtivos . Su número es tan escaso que muchos expertos consideran que un simple tifón podría acabar con toda su población.

Su reducto se sitúa al sur de China, y se le considera el primate más raro de la Tierra. Ahora, corre peligro de desaparecer: ha pasado de 2.000 ejemplares en el año 1950 a los tan solo 23 o 25 que existen en la actualidad.

Su posible extinción daría a esta especie, «Nomascus hainanus», la triste distinción de ser el primer simio que se extingue debido a las consecuencias de las acciones del ser humano.

La intención, sin embargo, es conseguir su supervivencia, y para ello un equipo de investigadores de primates internacionales ha mantenido un encuentro en Hainan, del que ha salido un plan de actuación que se basará, en gran parte, en un «análisis de viabilidad de la población» para las próximas décadas y una serie de escenarios diferentes que está elaborando Kathy Traylor Holzer.

Si mejoran el éxito reproductor del gibón y la adptación a sus nuevos predios y descienden sus amenazas naturales, la recuperación de la especie puede llegar en un par de décadas. Si su hábitat sigue restringiéndose, en cambio, un solo evento catastrófico, como un brote de una enfermedad, podría acabar con esta población minúscula.

«Es una de las poblaciones más pequeñas con las que he trabajado», explica la investigadora, responsable de conservación en la ciudad estadounidense de Apple Valley, Minnesota. La concentración de este número tan reducido de gibones en un solo lugar resulta «muy aterrador», subraya.

La baja diversidad genética en los gibones «supervivientes» podría dar lugar a crías poco sanas debido a la endogamia, explican desde la Sociedad Zoológica de Londres , que, para comprender mejor la genética de estos animales, están secuenciando ADN de la especie usando restos de heces recogidas en su hábitat.

Otro problema potencial es que los gibones, en origen, vivían sobre todo en bosques de tierras bajas. Sin embargo, la tala les ha conducido a una mayor altitud . Algunos científicos consideran que su hogar actual podría no ser el mejor para sus necesidades, ya que no proporciona un suministro durante todo el año adecuado de los frutos carnosos que prefieren comer.

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