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LOS MISTERIOS

Iker Jiménez: «No vimos ningún fraude en las caras de Bélmez, doy mi palabra»

El director de Cuarto Milenio analiza el fenómeno del Palmar de Troya, el misterio de los rostros y el posible móvil del crimen perfecto de los Galindos

Jiménez, con un lobo ABC

A. R. VEGA

—En su programa investigaron el fenómeno mariano del Palmar de Troya ¿Cree que la reciente salida del último «papa» cismático, que se va porque, según confiesa, ha perdido la fe, induce a pensar en un montaje?

—En sus inicios, hay unas niñas que ven algo arquetípico, que se ha visto en otros lugares, y creo sinceramente que lo ven. Pero luego en El Palmar aparecen personajes estrambóticos que se adueñan de esa fe. La gente quiere evidencias, no quiere dudas. Los que van con la certeza pueden engañar a muchos incautos porque la fuerza de la fe es muy potente. Es lo que pasó en El Palmar. Lo interesante de verdad era el fenómeno inicial: las niñas que ven algo en ese sitio. No me extraña lo que ha sucedido estos días. Me parece un episodio más como los estigmas, la pérdida de la visión del llamado papa Clemente. Es la España grotesca.

—¿Existió realmente la Atlántida? En la desembocadura del Guadalquivir se han hallado restos que podrían pertenecer a esa mítica ciudad destruida por un inmenso maremoto.

—Existe en todo el Mediterráneo la conciencia de que hubo una cultura madre muy desarrollada que se desvaneció. Andalucía tiene unos vestigios que, como dice mi buen amigo Manuel Pimentel, son mucho más remotos que lo que dicen los datos. Más allá de Roma todo es un misterio: los íberos de Jaén, los exvotos de Despeñaperros... ¿Por qué los tartessos no tendrían que ver con ese mito? En Andalucía, bajo las marismas, van a descubrirse cosas que nos dejarán asombrados.

—Más de cuatro décadas después, el crimen de los Galindos, en un cortijo a 53 kilómetros de Sevilla, sigue sin resolverse. ¿Fue un crimen perfecto o hubo una cadena de errores?

—Es un crimen perfecto porque nadie ha culpado a nadie y hay cinco muertos inocentes arrasados con una alevosía tremenda. Un curioso escritor sevillano, Alfonso Grosso, que murió en Valencina de la Concepción sin recordar quien era, novelizó la historia para no tener problemas en su famoso libro de «Los invitados». Él tenía indicios de que se acordó algo con alguien, ese alguien se vio traicionado y entonces los ejecutó sin piedad. Puede ser que hubiera negligencias y gente implicada en el cortijo pero yo creo que los ejecutores eran una brigada de la muerte que hizo lo que tenía que hacer en su código criminal. Mi teoría es que hay un escarmiento.

—¿Las extrañas caras de Bélmez de la Moraleda son un fraude o una realidad?

—Yo me comprometí a que si era un fraude, lo descubriría. Contraté los mejores laboratorios de análisis de cemento, a dos notarios, a analistas químicos en la que ha sido la mayor investigación científica de un fenómeno en España. Contraté a la gente más escéptica. No hay sales de plata ni ácidos que corrompan el cemento. Doy mi palabra de honor de que no encontramos ningún fraude. Aquel es un lugar muy especial desde la antigüedad, donde pudo haber un viejo templo de la época íbera. Es una casa bomba, porque todo lo que se pueda imaginar de la España negra ha pasado allí. Al mismo tiempo hay una mujer con una vida muy sufrida y capaz de modelar el lienzo de su tormento en aquel lugar.

—¿Andalucía es un territorio más proclive al misterio?

—Por la exposición en Sevilla han pasado 20.000 personas. Aquí la tradición oral sigue viva. En Sevilla desde los años 60 ha habido una normalización del tema del misterio. ABC de Sevilla tenía la sección Ovnis en Andalucía con doscientos y pico capítulos. Eso hoy en día allí sí puede ocurrir. El misterio pasa como en cualquier otro sitio, con la diferencia de que la gente es más valiente a la hora de contarlo.

—Por su grado de acierto sorprenden las investigaciones de fenómenos paranormales donde interviene la vidente Paloma Navarrete.

—Cuarto Milenio es el único programa que queda desde los inicios en Cuatro tras once temporadas. Yo no estoy es esto por hacer tele. Me apasiona lo que hago. Yo mismo no creo en las videntes, pero sí en la videncia. Paloma ha demostrado cosas en sitios increíbles. Hemos hecho 300 investigaciones in situ y el 99% no ha salido nada y no pasa nada. Jamás nos vamos a inventar nada. Sería el principio del fin.

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