LA ALBERCA
El misterio de Álvaro Prieto
Renfe y la Policía aún nos deben muchas explicaciones porque el caso da lugar a demasiadas dudas
En la tragedia del joven cordobés Álvaro Prieto se abren varios debates: la actuación de Renfe, el trabajo de la Policía, la deontología periodística y la dependencia que tenemos de los teléfonos móviles. Pero cada discusión viene condicionada por la circunstancia más ingobernable que existe, ... el azar. Hasta para hallar el cuerpo ha intervenido la casualidad de una cámara grabando, un tren que llevaba parado casi dos meses moviéndose justo a esa hora y un reportero en directo. Tal vez por aquí podemos empezar. Muchos puritanos han crucificado al periodista que descubrió el cadáver por retransmitir la escena. Pero basta con ver el vídeo para comprobar que el reportero está comido por los nervios ante la escena que se acaba de tragar, pide un directo después de que el tren hubiese pasado para intentar explicar que había visto algo raro y, en ese momento, el maquinista vuelve en su dirección, de manera que los restos de Álvaro Prieto pasan ante la cámara de manera indeliberada. No busca el morbo. Sólo busca la noticia. Pero el azar lo coloca en una situación indeseable ante la que él reacciona con dolor. ¿Qué más se puede hacer ante una situación fortuita de tal envergadura?
Este es el único debate de todos los que levanta el caso que se puede cerrar con la verdad incontrovertible. Porque ahí está el vídeo. Pero, ¿qué pasa con Renfe? Hasta ahora ningún responsable de la compañía pública ha dado explicaciones sobre las razones concretas por las que el joven fue expulsado del tren en el que intentaba volver a Córdoba. Se trata sencillamente de contar lo que pasó. Si se le ofreció ayuda, si le dieron alternativas, si se desvió el asunto a la Policía, que tiene una oficina en la estación de Santa Justa... Cuesta mucho pensar que los operarios del servicio dejasen abandonado a un chaval y es fácil sospechar que ocurrió algo que no nos han contado y que explicaría las cosas mejor. ¿Por qué no se detalla todo? La única respuesta sensata a esta pregunta es que la Policía ha pedido a Renfe que guarde silencio para no entorpecer la investigación, pero ante esta falta de información es legítimo dudar del protocolo de actuación. Ponerlo todo en cuarentena. Incluida la operación policial. ¿Cómo es posible que en la búsqueda que han llevado a cabo los agentes con la ayuda de perros especialistas no hayan dado con un cuerpo que estaba a menos de un kilómetro de la estación y en una de las zonas críticas del rastreo? Salvo que la historia sea muy distinta de lo que dicen las apariencias, esto también invita a pensar mal. Y todo esto sin desdeñar la otra evidencia incontestable de este misterio: colarse en las vías próximas a la estación de Sevilla es muy fácil. El agujero de seguridad clama al cielo.
En los próximos días seguro que se irán desvelando detalles que permitirán poner orden en este drama y saber si se ha cometido alguna negligencia. Pero ya hay una cosa que se puede aseverar con toda amargura: Álvaro Prieto ha sido víctima de una extraordinaria mala suerte.
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